Octubre 2021 - Marchando una de pueblos blancos gaditanos y Ronda de colofón


Agosto de 2021

 Aquel 16 de agosto, los 35ºC de Mojácar pesaban como una losa. A mí soporífero estado de ánimo caían como cuchillos los mensajes de whatsapp -"ya hemos llegado", "ya de vacaciones",...  El cerebro me machacaba: una persona que vive en una localidad de verano está permanentemente de vacaciones o nunca vacaciona,.. el to be or not to be de Hamlet era un acertijo infantil al lado de mis cuestiones vitales. 

Como el maná que cayó del cielo en el desierto, un "¡veniros!, tenemos sitio en casa" me puso las pilas que necesitaba y, sin más, camino de Chiclana en Cádiz ¡Nada mal!

He aquí la reseña de nuestra escapada gaditana:

Chiclana de la Frontera 

 (17 a 19 agosto) No sé si no tiene nada o lo tiene todo. Lo mejor: su gente: levantarte e ir a desayunar -da igual el sitio que elijas- y te reciba el camarero con un "mi arma con qué te alegro la mañana: ¿un molletito con aceite, tomatito y jamón o prefieres algo durce como tú?". ¡Es que me los como! En segundo lugar y sin dudarlo: las playas, que las hay para todos los gustos: La Barrosa, bullanguera y con cientos de reclamos gastronómicos al Sur y Santi Petri, sobria y elegante, donde la naturaleza desborda sus bonanzas por doquier, al Norte: pinares y pinares, calitas y playazos interminables con un paseo de madera con múltiples miradores para contemplar tanta belleza desde buena altura. Una excursión al castillo de Hércules en barquito hubiera sido la guinda del pastel, pero no había plazas y tendrá que quedarse para una próxima ocasión.

Nos esforzamos por encontrar algún reclamo en su casco histórico, pero sólo hallamos una apacible plaza, con su iglesia correspondiente y un museo, en el que vimos una interesantísima exposición de Costus la pareja de pop art que en su día hizo las delicias de la "movida madrileña". ¡Ah! Y el resto de lo que otrora fuera un castillo defensivo: una torre de 30 m. de altura conocida como "el arquillo del reloj" (¡ea! estamos en tierra gaditana y si para ellos es un arquillo porque llamarla Torre medieval o algo más rimbombante).

  



Cádiz

(18 agosto) Pasar, aunque tan sólo sea una mañana, en Cádiz es un lujo que alegra las pajarillas a cualquiera. Superé con creces mis 10.000 pasos diarios paseando por la "tacita de plata": la Plaza de España, el mercado y la Plaza de las Flores, la Catedral,... son tantos sus reclamos. Y cómo colofón nada como verla desde las alturas: no os vayáis sin subir a la Torre Tavira, ¡No os arrepentiréis! O sí,... si no os gustan las escaleras!


Sanlúcar de Barrameda

Esta escapada gaditana me tenía reservada otra sorpresa. Un espectáculo que permanecía entre "mis musts" durante años y en esta ocasión, sin prepararlo ni contar con ello, conseguí darme el gustazo de vivirlo: Las carreras de caballos en la playa en Sanlúcar de Barrameda. Sin palabras; ¡hay que verlo!

Adjunto mi entrada específica sobre el evento: Carreras de caballos en la playa en Sanlúcar de Barrameda

La costa gaditana tiene infinidad de sitios que merecen una visita; pero seguía haciendo calor y mi mente pensante dedujo: "busco fresquito -y no lejos tenemos la Sierra de Grazalema, con sus míticos diecinueve pueblos blancos- ya me imaginaba teniéndome que comprar una rebequita para las frescas tardes/noches serranas". ¡Vamos!

(19 de agosto) ¡Cuán equivocada estaba! Llámalo cambio climático, calentamiento global,...  pero comenzábamos nuestro periplo en Arcos de la Frontera y el termómetro marcaba 34º a la sombra. Decidimos buscar hotel y refugiarnos en él hasta que llegara "la fresquita". Tampoco fue buena idea: no había una sola plaza hotelera en toda la localidad. ¡Imposible hacer una mínima visita turística! Decidimos invertir los términos: buscar online dónde habría hotel disponible en la distancia más corta.

Olvera

Olvera

Hotel Sierra y Cal en Olvera, por 63 euros, se trataba de un hotel más que decente y para nosotros -con el problema de alojamiento que estábamos teniendo- ¡era el Hotel Ritz de Olvera!

Cual película de cine mudo a 80 fotogramas por segundo, llegamos, nos registramos, nos pusimos los bañadores, un refresquito en la terraza y a la piscina de cabeza; salir de la piscina y tomar un refresquito; volver a sumergirnos en la alberca y salir a tomar otro refresquito; así hasta que llegó la noche y pudimos ir a cenar. El hotel no estaba muy céntrico, pero a lo lejos se veía un castillo y una iglesia que prometían. Habría que levantarse muy temprano para poder verla algo sin morir en el intento.

(20 de agosto) Olvera, como sus vecinas, es una localidad de raíces árabes, conquistada por Alfonso XI que la incorporó en el siglo XIV al Reino de Castilla. Olvera fue de la primeras ciudades conquistadas que fueron repobladas por reos o presidiarios a los que conmutaban las penas si permanecían en las nuevas tierras un año y un día como mínimo; de ahí el refrán "mata al hombre y vete a Olvera". 

Muy tempranito nos dirigimos en coche a la punta contraria del pueblo donde se veía la gran colina coronada por el castillo de Olvera. ¡No, no, no! "en coche no se puede subir; tienen que aparcar y hacer piernas". ¡Vamos turistas, vosotros podéis!

El castillo está situado a más de 600 metros de altura; con su torre del homenaje y rasgos de todas edificaciones defensivas nazaritas, pero por las muchas remodelaciones, se nota mucho la influencia de construcción cristiana. El pueblo al abrigo del castillo, es un conjunto de intrincadas callejuelas sin orden ni concierto pero con una belleza resaltada por cientos de tiestos cuajados de flores en todos los balcones. Rezuma tranquilidad: la hora temprana, el calor que se avecina,...

 

Setenil de las Bodegas

Te recuerdo, querido lector, que este viaje no fue una visita a los "pueblos blancos de la Serra de Cádiz", sino una selección de localidades que me atraían sobre las demás y, sobre todo, que tenían alojamiento disponible para pasar la noche. Quede patente que se quedaron muchas paradas en el tintero, para otro próximo viaje.

¡No parar en Setenil hubiera sido algo imperdonable! Eran muchas las fotografías y reportajes que había visto de ella y  la localidad me resultaba, como poco, muy original. ¡La parada era de obligado cumplimiento!

El nombre de por sí es ya curioso y su historia tiene mucho que ver: Setenil, proveniente del latín "septem nihil" - "siete veces nada", en alusión a los siete conatos que llevaron a cabo los cristianos, desde Juan II hasta los Reyes Católicos, de tomar la villa a los musulmanes y no conseguirlo hasta Septiembre de 1484, a la octava intentona. ¿Y "de las bodegas", en una población donde no las hay? Lo cierto es que no hay bodegas ahora, pero en tiempos, la vid era un cultivo intensivo, hasta que la filoxera acabó con todas las vides y, por ende, con los almacenes vitivinícolas que comercializaban su vino.

Setenil, además de su famosos parasoles de piedra, tiene reclamos turísticos que merece la pena visitar antes de seguir camino; por ejemplo, recorrer las calles del Sol y de la Sombra, con toponimios alusivos al grado de pedernal que tienen sobre sí y por ende, en función de la mayor o menor cantidad de sol que reciben; las numerosas iglesias (Parroquia de la Encarnación, Ermita de San Sebastián y la de Nuestra Señora del Carmen) y su recoleto centro; de obligado cumplimiento, los miradores, no siempre con cómodo acceso, pero imprescindibles para llevarte buenas imágenes en la cámara y en la retina; el Torreón y el aljibe. ¡Esencial!, sus bares, donde la degustación de tapas como las tortillitas de camarones o un buen plato de jamón es un paso para no perderse.

Sin duda, lo que hace peculiar a Setenil es la enorme saliente de roca que el río Guadalporcuna ha ido creando por erosión desde tiempos prehistóricos. Sus viviendas construidas en una especie de cuevas cuya fachada cierra la embocadura sobre las rocas del cañón, siendo la propia roca, la cubierta de gran parte de estas construcciones.








RONDA

Esta localidad cerraba con broche de oro nuestra pequeña escapada. Conseguimos hotel, a través de Booking y el recepcionista nos comentó que justo se había producido una cancelación y saltó en aquel momento la habitación libre. ¡Eso se llama suerte! Muy céntrico y muy "apañao"; al lado de la Plaza de Toros: Hotel Don Javier (95 euros - 3 estrellas).

Plaza del Socorro

 Aquel día nos dedicamos a dar vueltas por Ronda y es tan pequeña y recoleta que la vimos casi entera, paseando por sus calles, aunque sólo la parte nueva. Nos apuntamos para hacer un tour turístico a la mañana siguiente. En la Plaza Teniente Arce, frente a la Plaza de Toros hay oficina de Turismo en la que  puedes reservar la excursión, armarte con un mapa de la ciudad y ponerte al día de horarios y precios de los muchos reclamos turísticos que Ronda tiene.

De noche, es también un delicia, pues no falta restauración para todos los gustos y bolsillos y la peatonal Carrera de Espinel o Calle de la Bola, de un kilómetro de largo, es un hervidero de tiendas de todo tipo y es donde principalmente se lleva a cabo la vida comercial de la ciudad.

A la mañana siguiente, en una terracita al aire libre, que tenía el hotel, nos "metimos pal cuerpo" unos molletes de Antequera con manteca colorá, que estaban para morirse! Había que prepararse para la caminata de más de dos horas que nos esperaba.

Nuestra guía, Marta, fue extraordinaria y la recomiendo sin lugar a dudas.

Plaza de Toros

 Habíamos quedado en la Plaza de Toros y allí Marta nos dio una clase magistral de tauromaquia y todo lo relacionado. No podemos olvidar que la Plaza de Toros de Ronda es una de las más importantes del mundo; se dice que es la más antigua, pero no es así; lo que es más antiguo es la Real Maestranza de Caballería de Ronda, que fue una institución creada en el siglo XVI para adiestrar a los nobles en el uso de las armas y la caballería y que pudieran acudir a la llamada del rey ante una guerra; posteriormente se crearían las cuatro restantes de las cinco que existen en España: Sevilla, Granada, Valencia y Zaragoza. 

 

Los miembros de la Real Maestranza de Ronda, los maestrantes, son los dueños absolutos de la plaza (construida en 1785) y el título se va heredando de generación en generación, siempre a través de miembros varones de la familia. Es la plaza con el diámetro más grande del mundo (66,5 m.) y también la más peligrosa, porque no le construyeron estribo (el escalón para saltar desde el ruedo); además, no se puede reformar, porque en 1993 fue catalogada como Bien de Interés Cultural y hay que mantenerla como está. No la pudimos ver por dentro, pero sí en un viaje anterior, por lo que tenemos fotos. Está construida en piedra, lo que la asemeja a un circo romano y su acústica es impresionante.

Pedro Romero, famoso torero rondeño, descendiente de una saga taurina muy reconocida es quien instaura todas las leyes de la tauromaquia moderna. Empezó a  torear a los 7 años y se retiró a los 70 y, al parecer, jamás tuvo una "cogida". Hoy en día y desde principios del siglo XX la nueva saga de grandes toreros de la familia Ordoñez es la que mueve los hilos de la Real Maestranza e instauraron la famosa corrida goyesca que se celebra una vez al año, el primer sábado de septiembre, con todos los "avíos" de la época de Goya, quien diseño los trajes goyescos de toreros y banderilleros; es la única corrida que se celebra en la plaza y la gente está dispuesta a pagar lo que sea por hacerse con una entrada para ella. Las cenizas de Antonio Ordoñez están enterradas en la arena del coso, en la Puerta de Chiqueros. Este viaje no entramos en el coso, pues ya lo habíamos visitado en nuestro viaje anterior en 1996 y aún no había muerto el gran Antonio Ordóñez.


Monumento a Orson Wells

Ronda y sus toreros fueron un fuerte reclamo también para reconocidas figuras del otro lado del charco como Heminway (aspiraba a escribir como se toreaba en Ronda) o el cineasta Orson Wells, que quedaron prendados de los encantos de Ronda y su fiesta nacional; al punto de que Wells pidió que se esparcieran parte de sus cenizas sobre la casa de los Ordoñez, en la ciudad.

Puente Nuevo

Caminamos apenas unos metros hasta el Paseo de Blas Infante que da acceso a varios miradores: el de los Reyes Católicos, La Sevillana (más conocido como "balcón del coño", por la expresión de sorpresa de todo el que ve la profundidad del cañón) y el Mirador del Puente Nuevo, todos ellos con unas vistas panorámicas del Tajo y la muralla de Almocávar. Antes de llegar a la Alameda nos muestra Marta los restos del Teatro Espinel que derribaron para construir el coso taurino. Al hilo de las vistas, nos recomienda ir en coche por una carreterita que se ve a lo lejos, que lleva directamente a una vistas impresionantes del Puente Nuevo de frente. Ronda está protegida por tres murallas, todas árabes: la de Almocévar al Este, las de Xíjara más hacia el Norte, la de Albacara al Oeste y la cuarta que es la propia muralla del Tajo.

Parador de Ronda

De vuelta hacia el Puente Nuevo, sorprende la edificación del Parador de Ronda, sobre todo cuando le damos la vuelta por la cara de Plaza de España, más parecido a la sede de un ayuntamiento y es que lo fue en tiempos, como también fue mercado de abastos -de hecho a toda esta zona se la conoce como el "Mercadillo"-; sin lugar a dudas, el edificio más emblemático de la ciudad, como es de obligado cumplimiento de todos los paradores del país.

Llegamos al Puente nuevo que divide la zona nueva o mercadillo de la parte antigua de Ronda. En 1735 se construye el puente de un solo arco con un pilar a cada lado, tardando tan solo seis meses y tan sólo ocho meses después el puente se derrumba y mueren 80 personas; deciden reconstruirlo en 1751 y tardan 42 años. Mide 48 m. de altura, aunque parece que tiene más porque se apoya en la roca y continúa hacia abajo. Toda una obra de ingeniería de primera para el siglo XVIII. El habitáculo del puente ha sido cárcel, restaurante y actualmente es el centro de interpretación. El río es el Guadaleví (agua = guada; levi = leche), por la espuma de la bajada del río que asemeja la leche. Este sí que fue construido a conciencia porque sigue sin fisuras de importancia hasta hoy.

Con una ligera cuesta abajo, seguimos camino de los Puentes Viejo y de San Miguel y a medio camino destaca la Casa del Rey Moro, que no fue la residencia de ningún rey árabe, sino que fue mandada a construir por una noble malagueña con el título de Duquesa de Parcent, que compra toda una fila de casas y construye un palacio estilo árabe, sin escatimar dinero; contrató al famoso paisajista Jean Claud Forestier, creador de parques como el de Maria Luisa en Sevilla, Palacio de Liria en Madrid, Urbanización Montaña de Montjuic y muchísimos más, tanto en Europa como en América. El palacio resultó tan llamativo que la cantante Madona vino hasta este rinconcito de la península ibérica a grabar su video clip "Take a bow" (se conserva la bañera en que se baño la diva).

Casa del Rey Moro

Con todo, la importancia del palacio, hoy en ruinas, no radica en su arquitectura ni en sus jardines, sino en su "mina secreta". Bajo dominio árabe, en sus mazmorras, encerraban a prisioneros capturados, a los que, con sus cadenas a cuestas, obligaron a construir una escalera excavada por dentro de la roca de 200 escalones y un par de habitaciones, una como sala de armas y la segunda un pozo que extraía agua del río, para abastecimiento de la ciudad. Aquellas cadenas de los prisioneros se conservan hoy en día en la fachada lateral de la Catedral de Toledo. En 1485, los cristianos reconquistaron la ciudad y liberaron a todos los presos. El palacio fue adquirido en el siglo XX por un adinerado alemán con idea de hacer un complejo turístico, pero los inconvenientes que el Ayuntamiento interponía para utilizar la mina eran tan insalvables, que desistió y el palacio duerme hoy, derrumbándose poquito a poco. Marta nos invita a bajar por el pozo.

Tajo de Ronda

Marta nos habla un poco de lo extremo que es el clima de Ronda; al estar situada frente al Estrecho de Gibraltar, punto en que se unen el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, con un gran caudal de evaporación que da de lleno en la primera montaña que encuentra, que no es otra que la Sierra de Grazalema que rodea Ronda. Nos comenta que en invierno se pueden alcanzar hasta -11ºC y en verano, ya teníamos las muestra aquel día. Nos habla también de lo poco claros que están los orígenes de Ronda, quizás porque no se ha invertido mucho en excavaciones y está casi todo bajo tierra; pero se han encontrado restos visigodos, fenicios, celtas y árabes.

Llegamos al Puente Viejo (Puente Nueva (femenino en otros tiempos) hasta la construcción del Puente Nuevo que acabábamos de ver anteriormente) que era la antigua entrada a la ciudad; tiene un sólo arco y mide 10 m. de diámetro por 31 de elevación, y esta construido entre el siglo XII y el XIII. Se desconoce si es de origen romano, reconstruido por los árabes, o de factura musulmana. Lo pronunciado de la cuesta del camino que llevaba hasta él (hoy calle Marqués de Salvatierra) generó que se plantearan la construcción de otro puente al lado, el de San Miguel, conocido entre los Rondeños como el puente romano, de 16 m. de altura, que seguramente  fue reconstruido por los árabes sobre la base de un puente romano. En los terrenos aledaños se piensa que puede haber restos de asentamientos romanos, pero son propiedad de la Maestranza y sería muy complicada una expropiación.

De frente al Puente Viejo, sube la calle de Santa Cecilia, en la que encontraremos a la derecha la Iglesia del Padre Jesús, cuya tradición cuenta que se trata de la primera iglesia cristiana de Ronda antes de la llegada de los árabes. Un poco más arriba, el Templete de la Virgen de los Dolores, del que nos cuenta Marta que existe mucha tradición el ver salir la imagen de la Virgen aupada por costaleros en Semana Santa; resulta muy llamativo la subida y bajada de la cuesta por la Virgen.

Puente Viejo

Frente al Puente de San Miguel se sitúan los Baños Árabes o Hamman;  unos de los mejores conservados de España, gracias a que en su momento de abandono tras la Reconquista, se depositaba una gran cantidad de sedimentos que los dejaron enterrados y a la vuelta de los años se descubrió que estaban intactos. Su cronología se remonta a los siglos XIII y XIV y seguían el modelo romano, con salas de baño frío, templado y caliente y la sala de la caldera. Muy recomendable su visita. En esta zona, por detrás de la Muralla de Xíjara es la parte pobre de la ciudad árabe y donde vivían los trabajadores.

Tras el hundimiento del primer Puente Nuevo y ante la afluvencia de público por aquel acceso a la urbe, la vieja entrada árabe del puente fue sustituida por la más ancha Puerta de Felipe V, en honor al primer rey Borbón, en el año 1742.

Puerta de Felipe V

Llegamos al Palacio de Salvatierra, reconstruido a finales del siglo XVIII; nos comenta Marta que tiene verdaderas reliquias en su interior, pero los propietarios nunca la han abierto al público. Destaca su fachada barroca en sillería de piedra  y los niños -con rasgos ecuatorianos- burlándose sacando la lengua y las niñas tapando sus partes pudendas, pero lo verdaderamente importante está en su interior.

Palacio de Salvatierra

Tras bajadas y subidas llegamos al mismo punto casi de partida y nos encontramos en el Palacio de Congresos y Exposiciones  (antiguo Convento de Santo Domingo, incluso sede de la Inquisición) con la Cerámica de Ronda a los viajeros románticos, en uno de sus costados, en el que numerosos músicos, poetas, escritores,... han encontrado inspiración en tanta belleza y tranquilidad como hay en la ciudad y quedan en ella plasmadas numerosas frases alusivas, escritas en varios medios.

Ronda a los viajeros románticos

Nos encontramos en la calle Armiñán en la que desemboca directamente el Puente Nuevo y dividía la ciudad de Ronda en dos: la parte del asentamiento árabe y el área del siglo XVIII/XIX. Nos especifica Marta que el edificio de Congresos hubo de ser derribado parte de él con la construcción del puente, para darle salida.

Marta hace un inciso para recomendarnos el dulce típico de la ciudad, que son las yemas de Ronda; entre nosotros había alguien que ya las había probado y las recomendaba sin lugar a dudas. Recomienda comprarlas en Las Campanas (Plaza del Socorro). ¡Son adictivas! nos advierte.

Llegamos a la casa de San Juan Bosco construida a principios del siglo XX y adquirida por una familia rondeña que murió sin descendencia y legó la posesión de la casa a la Congregación Salesiana fundada por San Juan Bosco, para que fuera utilizada como casa de salud y reposo de los frailes salesianos y así se viene haciendo desde 1940. Destaca en su interior el patio con azulejos nazaritas, los tapices de laReal Fábrica de Tapices, mobiliario en nogal tallado, destacando la chimenea repujada en maderas nobles y numerosas obras pictóricas. Hoy en día, tras la muerte del último fraile mantienen abierta la planta baja como museo.

Monumento a San Juan Bosco

Atravesando la Plaza de María Auxiliadora, llegamos al Palacio Mondragón, sede del Museo Municipal. Se trata del edificio civil más antiguo de Ronda y por ende uno de los más emblemáticos. El edificio claramente tiene dos estilos diferenciados, correspondientes a dos momentos históricos: uno, múdejar, el que fuera palacio del rey morisco Abomelic (siglo XIV) construido entorno a un patio central al que tienen acceso todas las habitaciones de la vivienda, en las que delatan su procedencia los numerosos adornos árabes; y otro, correspondiente a la época de reparto de bienes árabes tras la reconquista por los Reyes Católicos en 1485; en cuya época añadieron dos cuerpos más de casa ya en estilo renacentista. El Museo Municipal alberga, en su primera planta, todos los restos arqueológicos hallados, sobre todo en Acinipo.

Palacio de Mondragón

Marta hace que nos fijemos en el enrejado de los balcones de arriba a abajo y nos relata la leyenda de que en la época de bandoleros -personas que asaltaban los caminos y robaban a los ricos para dárselo a los pobres-; llegaban a la ciudad a caballo y raptaban a las niñas que estaban tomando el fresco en el balcón y los padres, asustados, decidieron poner enrejado a los mismos para evitar aquellas tropelías. También nos comenta que en la Feria de Pedro Romero, que se celebra en septiembre; el miércoles de feria hacen una recreación de aquellos sucesos. ¡Habrá que no perdérselo!

Balcones con enrejado entero

Alcanzamos la Plaza de la Duquesa de Parcent y presidiéndola, como no podía ser de otra manera, un busto de la Duquesa en una columna en una fuente. Nos encontramos en el auténtico centro de la Medina islámica. Donde han estado asentados los principales edificios que representaban los poderes religioso, político y militar.

Plaza de Parcent


Busto a la Duquesa de Parcent

Dentro del poder religioso, destaca, sin lugar a dudas, la Iglesia Santa María la Mayor, elevada a la categoría de Colegiata por Fernando el Católico. Construida sobre la antigua Mezquita árabe, en un tiempo record, pues el mismo año  1485 se inaugura la Iglesia, de la que sólo se conserva el mirhab y que por un precio simbólico pudimos visitar. La iglesia ha tenido muchos avatares a lo largo de los siglos y con ellos construcciones y reconstrucciones hasta nuestros días: derrumbe de parte de la misma en el siglo XVI, graves deterioros durante la contienda civil en el siglo XX. Entre las peculiaridades del santuario se encuentra el estar dotado de dos altares principales, uno barroco recargado y uno gótico muy sobrio y poseer una balconada, para que autoridades pudieran contemplar las corridas de toros con seguridad; permiso que obtuvieron los maestrantes de las autoridades religiosas, a cambio de la compra del reloj de la torre y la majestuosa lámpara de 34 luces y cristales que destaca en su interior. Curiosamente, hay una zona no acabada de la Iglesia, hecha de ex profeso, para evitar el pago de la tasa de finalización de obra!!!!

Iglesia Santa María la Mayor



Mirhab
Arco Mirhab

El notable edificio del Ayuntamiento fue antiguamente Cuartel de Milicias Provinciales, construido en 1734. Probablemente, en época árabe se instalaban tiendas que constituían la alhóndiga. Tras la guerra de Independencia quedó en estado ruinoso y se reformó en 1818 como Cuartel de Caballería y en tiempos recientes, una nueva restauración le ha convertido en el Ayuntamiento de Ronda.

Ayuntamiento

Llegamos a la Plaza del Gigante a la que da la casa del mismo nombre, vivienda particular construida entre los siglos XIII y XIV de estilo nazarí; el nombre le viene dado por una estatua fenicia de piedra que hay en su interior; y casi enfrente de ella, el Museo Joaquín Peinado/Unicaja, que guarda pinturas del afamado pintor cubista nacido en Ronda, gran amigo de Picasso que le visitó en más de una ocasión. 


Casa del Gigante

Museo Peinado

Para completar el cuadro de la plaza, un monumento al Padre Vicente Espinel, nacido en Ronda en el siglo XVI, gran escritor del siglo de Oro, creador no sólo de la "décima espinela", estrofa de diez versos octosílavos; sino que se le atribuye también, como buen músico que era, la invención de la quinta cuerda de la guitarra.

Ya en la calle Armiñán, el Museo Lara sito en la Casa Palacio de los Condes de las Conquistas, del siglo XVIII, donde se puede disfrutar de unas magníficas colecciones de relojes, armas, colecciones de cine y fotografía e instrumentos científicos, junto con una sala dedicada a la Santa Inquisición y brujería.

De nuevo en el Palacio de Exposiciones y Congresos, Marta se despide de nosotros, no sin antes recomendarnos algunos sitios donde comer:

*    "Lechuguita en Virgen de los Remedios, 35, muy difícil coger mesa, pero se puede comer en barra, siempre muy concurrido.

*    "Tragatá" en la Calle Nueva, 4, es difícil también encontrar mesa, pues es Estrella Michelín y está a tope.

*    "New Street Grill" en la Calle Nueva 22, con platos a la leña.

*    "Las Maravillas" en Carrera Espinel, 12

*    En la Plaza del Socorro existen montón de barecitos, donde se come bien, y, especialmente, en La Taberna

Optamos por el Lechuguita, con tan buena suerte que nos dieron mesa y nos pusimos de tapitas de todo tipo "hasta arriba", riquísimo y muy barato, tipo taberna.


¡OJO, importantísimo! No podéis salir de Ronda, sin buscar una carreterita que va hacia "Los Molinos" y os conduce a unas vistas tan espectaculares, como estas:





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