Memorias de Sudáfrica (Capítulo II): Durban, Umhlaga, Howick y Pietermaritzburg

Domingo, 31 de julio 2011 

Vuelo Dubai-Durban, nueve horas. Me reafirmo en mi opinión de Emirates como línea modelo de aviación. Un simpático malagueño que trabaja como asistente de vuelo nos contó su vida y cada vez que tenía un rato libre venía a pegar la hebra con nosotros: expatinador artístico, lo dejó todo y se vino a vivir a Dubai. La ilusión de su vida: irse a residir a Corea, según él, el mejor país del mundo.

Llegamos a las 17 h. y caminando por los pasillos hacia Inmigración pudimos contemplar uno de los famosos ocasos africanos. Sencillamente, embrujador. Cuando salíamos de coger las maletas, ya era noche cerrada.

Recogimos nuestro coche en Hertz, un Seat Picanto en el que no nos cupieron ni las dos maletas detrás. Los inconvenientes de coger todo siempre lo más barato, bueno,… no siempre. En esta ocasión me da igual, porque vamos a estar seis días estables en Durban, pero me preocupa que en el resto del viaje nos den un coche tan pequeño, pues no sería conveniente llevar a la vista una maleta en el asiento trasero todo el tiempo. Ya veremos.

Nuestro resort está en Umhlaga, una población turística que está a unos 20 kms. A priori, parece que tiene buena pinta. Ya veremos mañana, de día.


Lunes, 1 de agosto

Umhlaga Cabanas Resort

Paseo marítimo Umhlaga
El complejo está muy bien. Nuestro apartamento da a la piscina y a continuación el mar. Un largo paseo marítimo bordea varios kilómetros de playa y hacen de él un agradable paseo. La temperatura es más que agradable, aunque refresca mucho al llegar la noche. Esto es una localidad muy pequeña con un centro que está muy cercano al resort, con algunos restaurantes, cafeterías y supermercados. Cruzando la autovía y ya teniendo que coger el coche, una zona residencial cuyo centro es un enorme, y cuando digo enorme es enorme, en toda la extensión de la palabra, centro comercial con tiendas, casi todas de marcas y restaurantes. El día, que era de toma de contacto, no dio para mucho más, pues al parecer en Sudafrica noche es sinónimo de robos, por lo que no hay nadie por las calles.

Martes, 2 de agosto

Hoy es mi santo; los ha habido mejores.

Durban es la tercera ciudad más grande de Sudáfrica. Supuestamente, aquí atracó Vasco de Gama en su gran viaje hacia las indias en 1497. Zulús, Boers y Británicos han protagonizado en sus alrededores las guerras más encarnizadas por alcanzar la soberanía del lugar y de hecho, una de las grandes atracciones turísticas es seguir los escenarios de las más cruentas batallas, que están debidamente escenificadas.

Durban hoy es una urbe multirracial, predominando la colonia india. En 1860, los británicos traerían a Durban el primer contingente de indios como mano de obra barata y continuarían durante muchas décadas más; entre ellos, en 1895, Mohandas Gandhi, que cambiaría para siempre las condiciones de sus paisanos en Sudáfrica, antes de volver a la India. De hecho, su lucha comenzó cuando tras haber pagado su debido importe para viajar en primera en un ferrocarril, una blanca dio la voz de alarma, llamando a Seguridad para que desalojaran a quien no tenía derecho a viajar en esa clase. Fue el acicate para su incansable lucha ante las desigualdades que le llevó a cambiar la mentalidad de injusticia universal que existía en la época.

Puerto de primer orden, ha fomentado siempre un importante comercio en esta parte del mundo.

Como en todas las grandes urbes del país la seguridad es la gran lacra, por lo que las ciudades están algo descuidadas. Durban tiene un impresionante paseo marítimo, Beach Front o Water Front, muy cuidado, de seis kilómetros de largo, pero del que te recomiendan no llegar al final, zona del Point, porque la delincuencia es moneda de cambio. En este saliente entre el paseo marítimo y el puerto, se encuentra el gran acuario, digno de competir con los mejores del mundo y al que no se puede o no se debe llegar si no es en coche.



La gran joya del centro es el Ayuntamiento (1910), pero hay otros lugares de interés que merece la pena ver: el edificio de Correos, la iglesia de St. Paul, el teatro Playhouse ,el parque Gugcon con su lazo rojo colocado en el 2000 como conmemoración a la Conferencia Mundial sobre el Sida celebrada en Durban.



En los alrededores de Victoria Street se concentra la comunidad india. Sus negocios: tiendas y restaurantes, porque las leyes del apartheid expulsaron a los indios de sus residencias y a partir de las seis de la tarde, contrariamente a lo que ocurre en cualquier barrio indio del mundo, se convierte en una zona fantasma. Merece la pena ver la Juma, la mayor mezquita del hemisferio sur.


Llegó la hora del almuerzo y entonces sí que nos dimos un homenaje; nos comimos una mariscadita en el Waterfront, bastante buena.

Al volver, paramos en La Lucía una localidad aledaña a Umhlanga, que consiste en un barrio residencial, con casas que se deben medir por hectómetros cuadrados, pero embarrotadas como cárceles. Pienso algunas veces, que los blancos, en Sudáfrica, están recibiendo la misma moneda que ellos dieron a los negros, recluyéndolos en guetos; ahora son los blancos los que están confinados, en jaulas de oro, pero sin libertad de pasear o ejercer su libertad de ir donde quieran.

Al llegar a nuestro complejo, resulta que había un show de bailes zulús. Turistada, pero llama la atención, después de todo.







Miércoles, 03 de agosto

Cocodrilo en Santa Lucía
Hipopótamos en Santa Lucía
Dudábamos si hacer la excursión a Santa Lucia o no, pues eran 230 kms de ida y otros tantos de vuelta, pero finalmente, esta mañana nos decidimos y mereció la pena.

Salvo los últimos 50 kms, es todo autovía, pero incluso en las carreteras monocarril es cómodo, pues existe una norma no escrita en que los vehículos van por el arcén y se adelanta por el carril normal; se da las gracias con las luces de warning y el “denada” con una ráfaga de largas. En general, no se conduce mal y este método de conducción me parece de lo más solidario.

La excursión a Santa Lucía programada por la agencia de viajes que trabaja con el resort nos ofertaba la excursión por 4.000 ZAR los dos y hemos hecho lo mismo por 800 ZAR, incluyendo comida, barco, peajes y gasolina para el resto de semana.

El Parque de los pantanos de la Gran Santa Lucía, declarado patrimonio mundial por la Unesco, se extiende a lo largo de 280 km, desde la frontera con Mozambique hasta Maphelana. Zona de 3280.000 Ha de reservas que protegen cinco ecosistemas: arrecifes y playas, lagos, pantanos y bosques.

Durante dos horas, un barco te da un paseo por parte del estuario, donde te van saliendo rinocerontes, cocodrilos y aves al paso. Supongo que el invierno no será la mejor época para avistamiento de aves y de hecho no vimos muchas.

Santa Lucia pueblo es una localidad muy bonita, con muchos restaurantes y muchas guest houses. Nosotros nos volveríamos a Umhlanga, pero la gente que duerme en esta localidad cuenta que de noche los hipos se acercan al pueblo a comer el césped de los jardines y te los puedes encontrar, cual perrillos callejeros.

Jueves, 4 de agosto

Sharks Board ( Umhlanga)
Sharks Board, en Umhlanga, institución que se dedica al estudio de los tiburones y su relación con el ser humano. Además de la especie de museo con animales disecados y proyecciones sobre el trabajo del centro, llevan a cabo una disección de un tiburón que te muestra la anatomía interna del depredador más temido de los océanos. Hay pases a las 09:00 y 14:00 horas, cuesta 35 ZAR y si se desea también existe la posibilidad de salir con ellos al mar, a las 6 de la mañana, a revisar redes, ya que todas las playas de Swazulu Natal están protegidas con ellas. Y yo me pregunto, con estos shows salen a dos tiburones diarios; es decir, veinte tiburones al mes, se supone que han fallecido de muerte natural, no son demasiados? Es para pensarlo.

Viernes, 5 de agosto

El reportaje de hoy debe tener un “excuse moi”, pues está hecho tras una cena con una botella de vino blanco savignon y un Amarula, bebida típica sudafricana (parecida al Baileys), por lo que las reclamaciones, “al maestro armero”.

Cansada de asfalto. Mapa en mano. Carretera panorámica: “Mil colinas” y al final la catarata de Howick. Africa profunda, pero poco profunda. Negritas culonas con grandes fardos en la cabeza, pero tecnologógicamente preparadas y con su móvil en la oreja. La panorámica: ideal, verde que te quiero verde y verde, verde limón. This is Africa, everyody walking long distances: del colegio a casa, del mercado a casa y de casa al mercado; con uno o dos pisos en la cabeza. Y todavía nos extrañamos de que en las Olimpiadas,los negros sean los que más corren. Por algo será.

Howick es un bonito pueblo, con un museo de antigüedades muy bien pertrechado y la catarata a tiro de piedra. 110 m, bonita. Hemos comido en el mismo pueblo, francamente bien.

Ya de vuelta; parada en Pietermaritzburg, que es la capital de la provincia; debe ser que al no tener mar, le ha robado protagonismo Durban: Ayuntamiento, Iglesia, etc. Se hacía de noche y había que seguir la recomendación de salir por piernas en cuanto cierra el comercio de las grandes ciudades.












Sudáfrica - Tips y costos (Capítulo VII)

Ciudad del Cabo (Capítulo VI)

Victoria Falls (Capítulo V)

Johannesburgo (Capítulo IV)

Parque Kruger (Capítulo III)

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