Ciudad de México (Viaje a México) / Capítulo II y VI

Glorieta del Ángel de la Independencia (Ciudad de México)
27 de Octubre de 2016

Nuestro vuelo de Iberia (38.200 avios más 911 euros dos billetes) salió con una hora de retraso, aunque nuestra única preocupación era no llegar demasiado tarde a Ciudad de México, para no hacer esperar mucho a familiares, que dábamos por seguro estarían esperando en el aeropuerto.

Tenía reservado el St. Isidro Corporate Housing (calle San Isidro 63) en Polanco (65 euros la noche en Expedia) durante tres noches. Cuando mi hermano me pidió las coordenadas exactas del hotel, puso el "grito en el cielo" y me dijo que ni por precio podía ser buen hotel, ni la ubicación: "teniendo que cruzar el periférico, no podía considerarse Polanco" (un buen barrio). Ya no podía cancelarlo, por lo que nos arriesgaríamos. Al llegar, la recepción y el hall de entrada no estaban mal, pero tampoco presagiaba su interior. ¡Oh, sorpresa!, en nuestra vida habíamos visto una habitación de hotel igual: tras la puerta de entrada, se mostraba ante nosotros un salón a la derecha, un comedor a la izquierda y una cocina americana de frente, todo en más de 50 metros cuadrados, un pasillo te conducía a un despacho independiente a la izquierda y dos baños completos a la derecha, para terminar el conjunto con un dormitorio enorme, con una cama king size, La elección había sido perfecta; a espaldas del edificio del hotel, una paso peatonal, permitía cruzar el periférico que te situaba en el "corazón de Polanco".



28 de octubre de 2016

En la primera madrugada descubrí el único defecto que tiene el Hotel Saint Isidro y es que sin haber amanecido todavía, comencé a escuchar lo que pensé que eran tiros, pero a los sonidos siguieron las notas del himno nacional, por lo que no se trataba de proyectiles sino de salvas. Estábamos al lado de la Escuela Militar de Odontologia y a las seis de la mañana ya estaban saludando a la bandera. La primera noche ya no me pude volver a dormir, pero las siguientes, ya ni me enteré.

Restaurante Hacienda de los Morales (Ciudad de México)
Mirando el mapa, el Museo de Antropología -que reconozco no conocer- no parecía muy lejano y allí nos dirigimos andando (3,5 kms.).

Nuestro maravilloso hotel nos permitió estar en la Colonia Polanco simplemente con cruzar el Periférico por un paso elevado peatonal. Comenzamos a andar por Avenida Mazarik, que me traía muchos recuerdos de mi juventud y cuál fue mi sorpresa al descubrír un restaurante al que iba con mis padres y hermanos de pequeña y que no tenía idea de que estaba aquí, se llama la Hacienda de los Morales, en un entorno precioso de antigua hacienda mexicana.

 ¡Qué olvidadas tenía las distancias de la capital mexicana! Llegamos, con la lengua fuera, pero llegamos. En el último minuto antes de entrar al museo, vi un autobús turístico, de esos de muchos colores, que te enseñan cómodamente la urbe, y... ¡cambio de planes! Ver el Museo nos llevaría todo el día y seguramente no terminaríamos de verlo; subirnos en aquellas cuatro ruedas parecía ser una mejor opción. Hay muchas compañías que realizan distintos o el mismo trayecto; la que nosotros usamos fue Capital Tour y no la menciono para darle publicidad, sino para recomendar que no se elija, pues a la vuelta, después de esperar más de hora y media en la parada correspondiente y en horario de uso, no apareció.

El Museo Nacional de Antropología está situado en el Bosque de Chapultepec, el parque más grande de la ciudad, con más de 4 kilómetros cuadrados (dos veces el Central Park de Nueva York), con una enorme zona arbolada, un lago, un zoo y varios museos. El museo cuenta con dos plantas. La inferior, con doce salas, dedicadas al México prehispánico y las distintas culturas y la segunda, nos muestra el hoy de México y la vida de sus habitantes. Se trata de uno de los diez museos más visitados del mundo.

Otros museos interesantes dentro del Parque de Chapultepec son  el Museo Tamayo, que exhibe una gran colección atesorada por el pintor mexicano José Tamayo y que incluye obras de vanguardia de todo el mundo y el Museo de Arte Moderno, rodeado de bellos jardines, con obras de destacados artistas mexicanos como Rivera, Siqueiros, Orozco, Tamayo o Frida Kahlo.

Antes de salir al Paseo de la Reforma, gran arteria de la ciudad con nueve metros por cada sentido y 14,7 kms. de largo, originalmente llamado Paseo de la Emperatriz o del Emperador, según el tramo, debido a que fue concebido y encargado por Maximiliano I (emperador de México de la Casa Habsburgo-Lorena), con el objeto de conectar su Castillo en Chapultepec con el centro de la ciudad, destaca aún dentro del Parque de Chapultepec, el Monumento a los Niños Héroes, que es la entrada oriental al parque. Seis grandes columnas de mármol simbolizan a seis jóvenes de entre trece y veinte años que murieron en batalla cuando el 13 de septiembre de 1847 cerca de 8.000 soldados estadounidenses asaltaron el Castillo de Chapultepec. Todos los altos mandos militares huyeron, incluido el propio General Santa Ana, que se retiró antes del asalto y los seis jovencitos se defendieron hasta la muerte. Bajo las columnas yacen los restos de los cadetes.

La primera de las glorietas del Paseo de la Reforma es la Diana Cazadora, escultura de bronce de 1942. La modelo elegida por su autor, Juan Olaguibel, fue una jovencita de 16 años que trabajaba como secretaria en oficinas de Petróleos Mexicanos, quien pidió que se mantuviera su anonimato, para lo que el rostro de la estatua fue ligeramente alterado. Diez años más tarde volvió a posar para otro monumento, la Fuente de Petróleos en conmemoración a la expropiación petrolera mexicana. En el ínterin, Hevia, la "secretaria modelo" contrajo matrimonio con Jorge Díaz Serrano, ex director de PEMEX, envuelta en un gran escándalo. La propia Hevia escribió un libro posteriormente desvelando el "secreto de la Diana Cazadora".

Cuando yo era jovencilla y vivía en México la diosa de la caza aparecía púdicamente con un taparrabos que en 1967 quitaron para dejarla nuevamente al estado en que estaba cuando fue inaugurada en 1942, es decir, desnuda como los dioses la trajeron al Olimpo. ¡Como los dioses mandan!


Diana Cazadora (Ciudad de México)


Con el objeto de enseñarnos la Zona Rosa, el autobus se desvía por la calle Sevilla, curiosamente con limoneros a uno y otro lado de las aceras, lo que en primavera le debe dar un encanto especial con el olor a azahar.

La Zona Rosa, entre Reforma y Avenida Chapultepec, fue un área a la que se le dio mucho auge en los años 50, promocionando la creación de hoteles, buenos restaurantes, discotecas, que la convirtieron en una zona cosmopolita por excelencia. Hoy el lugar ha perdido glamour en favor de otras zonas más modernas y está lleno de clubs de striptease y tiendas para turistas.

Plaza de la Cibeles (Ciudad de México)
Nos encontramos con alguien muy conocido por nosotros, la Diosa Cibeles en su carro, con sus leones, ¡mayestática!, su homónima madrileña, conocida en el mundo entero por ser el lugar de celebración de los seguidores del Real Madrid. La versión mexicana es una réplica exacta de la madrileña y fue colocada en la confluencia de las calles Oaxaca, Durango, Medellín y El Oro; donada por la colonia española en México, en 1980, como símbolo de hermandad entre las comunidades española  y mexicana. A su inauguración asistieron el presidente José López Portillo, el Jefe del Departamento del D.F., Carlos Hank y se desplazó para el evento, el alcalde roquero de Madrid, Enrique Tierno Galván.

Querido lector, ¿ sabes por qué los leones no se miran siquiera? Permíteme que te cuente la historia:

Existió una joven muy bella, llamada Atalanta, criada en el bosque en estado semi-salvaje; con el tiempo, se convirtió en una corredora sin parangón en todos los alrededores. En una ocasión, hace una visita al oráculo para que le anticipe cuál será su futuro y éste le advierte de que no debe casarse, pues ello sería su perdición. A Atalanta no le preocupó mucho el aviso, pero por si acaso y para quitarse de en medio los pretendientes, les retaba a una carrera; si ganaba el aspirante se casaría con él, si la ganadora resultaba ella, el galán sería ejecutado. Todos terminaban decapitados, hasta que llega Hipómenes, totalmente prendado de Atalanta, decide presentarse al reto. Antes de ir ante ella, acude a pedir consejo a Afrodita, diosa del amor, que le da tres manzanas de oro del Jardín de las Hespérides (sí, las mismas manzanas de las pruebas de Hércules. A propósito, ¿sabíais que se dice que las Hespérides estaban en Canarias?).

Dan el pistoletazo de salida y comienza la carrera. Hipómenes corre tirando las manzanas,  una a una, distrayendo en el trayecto a Atalanta, con lo que consigue ganar la carrera y Atalanta tiene que cumplir su promesa. Pero Hipómenes cometió un graso error que fue olvidarse de dar las gracias a la diosa Afrodita, que no se lo perdonará la afrenta. La pareja llega a una gruta que era el Templo de Cibeles, donde hacen el amor y la diosa indignada por lo que considera un sacrilegio, los castiga convirtiéndolos en leones condenados a tirar eternamente del carro de Cibeles. El castigo fue aún mayor, pues los condenó a ser dos machos para que no pudieran amarse. Por ello, siempre se les representa sin mirarse siquiera.
Ángel de la Indeèndencia (Ciudad de México)

El icono de la ciudad por excelencia es el Monumento a la Independencia, que aparece ante nosotros, brillando con el sol de la mañana. El Ángel, como es conocido popularmente, fue esculpido sobre una columna de 45 m. para celebrar la independencia de México de la colonización hispana en 1910. En su interior, se hallan los restos de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio Allende y otros nueve personajes destacadas de la Revolución Mexicana.

Cuando mi madre llegó a México, en el año 1951, se subió a un taxi y le pidió que la llevara al Ángel Caído (confundiendo el nombre de la estatua por el que se encuentra en el Retiro madrileño); el taxista sonrió y la corrigió. Seis años más tarde un terremoto de 7,9 grados hizo el ángel cayera al suelo y de poco le sirvieron las alas. ¿Qué pensaría el taxista de la pitonisa que se montó en su taxi?

Esta victoria alada en posición de colocar la corona de laurel sobre los héroes que consiguieron la independencia, mide en total 90,16 metros más metro y medio de escalones que tenía en sus inicios (9 escalones) y tres metros más que se le añadieron en 1986 (14 escalones más), dado el hundimiento de la ciudad, que se encuentra construida sobre una laguna.

Las glorietas se van sucediendo una tras otra, a lo largo del Paseo de la Reforma y llegamos a una importante confluencia de la ciudad, el Paseo de la Reforma con la Avenida Insurgentes; este lugar preferencial fue el elegido para colocar el monumento al último gobernante de los mexicas: Cuahutemoc. Fabricado en piedra volcánica, mármol, piedra de cantera y bronce fue inaugurado en 1887.
Monumento a Cuahutemoc (Ciudad de México)

Plaza de Colón (Ciudad de México)
Como no podía ser de otra manera, también el descubridor de estas tierras tiene su lugar en esta emblemática avenida. El Monumento a Colón, Paseo de la Reforma con Avenida Morelos, figura el navegante con el dedo extendido señalando ¡Tierra! y a sus pies las estatuas de los frailes Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza, representando la evangelización de las nuevas tierras.

Una vez superado el Monumento a Colón, si se gira la cabeza a mano izquierda, entre las calles adyacentes se entrevé el Monumento a la Revolución, convertido en 1936 en mausoleo, al que fueron trasladados a unas criptas adaptadas al efecto los restos de Venustiano Carranza, Francisco Madero y Plutarco Elías Calles, allí fue trasladado también el presidente Lázaro Cárdenas cuando murió y los últimos restos trasladados fueron los de Francisco Villa. El monumento compuesto de doble cúpula rematada por una girola a la que se puede acceder hasta una terraza a la que se sube mediante un ascensor panorámico. En el sótano del monumento se encuentra el Museo Nacional de la Revolución.
Monumento a la Revolución (Ciudad de México)

Al llegar a la monumental fuente de Bucarelli, se comienza a discurrir por la Avenida Juárez que nos llevará al centro de la ciudad y sin tardar mucho el verdor de la Alameda Central se deja sentir. Recordemos que este centro de la capital ha sido distinguida con el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987.

La Alameda es uno de los parques más antiguos de la Ciudad de México, creado en el siglo XVI, mandado a construir por el virrey Luis de Velasco, para recreo de sus ciudadanos. El nombre le vino dado por el gran número de álamos plantados, pero ante la lentitud con la que crecían fueron cambiados por fresnos y sauces, pero el nombre de Alameda se siguió manteniendo entre sus asiduos.

Una parte del parque fue el lugar elegido por la Inquisición para colocar la hoguera donde se quemaba a los sentenciados a muerte por dicho organismo. El parque llegó a un punto de descuido y desolación que se ordenó vallar; pero con la nueva dinastía Borbón al trono de España, Felipe V se preocupó directamente de que la Alameda volviera a recobrar su esplendor de antaño y que sigue manteniendo hasta la fecha, a la que se le han añadido fuentes, la de Neptuno y la de Venus, el monumento a Beethoven  y el sinigual Palacio de Bellas Artes, con el Museo de Arquitectura a sus espaldas.

Llama la atención un gran monumento blanco hacia el ecuador del parque, levantado en honor a Benito Juárez y que se le conoce como el Hemiciclo de Juarez .De estilo neoclásico, está realizado en mármol de Carrara, formando un semicírculo  con diez columnas dóricas, ordenado a construir en 1910 por el presidente Porfirio Díaz.

Hemicilo Benito Juárez (Ciudad de México)
Hemos llegado a la esquina donde nos tenemos que bajar, Av. Juárez con Lázaro Cárdenas. Esquina mítica  con la Torre Latinoamericana en una esquina, el Palacio de Bellas Artes en la otra y enfrente el Banco de México y, a continuación, otro mítico lugar del centro donde he pasado buenos ratos en mi juventud, que es el Sanborns de Madero -Sanborns es una cadena de tiendas/restaurantes y este es su icono por ser el primero y estar situado en un singular edificio como es el Palacio de los Azulejos. -Entrad aunque sólo sea por verlo-.

Capítulo aparte merece el Palacio de Bellas Artes, elegante como el que más. Declarado Monumento Artístico por la Unesco en 1987. Inaugurado en 1934 con el nombre de Museo de Artes Plásticas, fue construido para celebrar el centenario del inicio de la Independencia de México. Construcción que estaba prevista para cuatro años, pero duró cuarenta, entre otros motivos por la Revolución Mexicana. En 1907 notaron que el edificio se iba hundiendo poco a poco y en 1921 ya había descendido 1,80 metros. Es algo que se nota a simple vista, ya que el palacio está por debajo del nivel de calle.

Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México)
Torre Latinoamericana (C. de México)
Decidimos entrar en la Torre Latinoamericana. Las vistas cercanas son las mismas, pero las lejanas han cambiado mucho en cuarenta años, por lo que mereció la pena ascender a su mirador de nuevo. Cuando subí por última vez, la torre era el primer edificio de cristal y el más alto del Distrito Federal -entonces no era Ciudad de México-; pero también el que tenía los ascensores más rápidos del mundo y el único construido en una zona sísmica.

181,33 metros, 44 plantas y hoy puede sonar ridículo si la comparamos con el Burg Khalifa de Dubay con sus 830 metros y sus 163 plantas, pero en 1956 era toda una proeza de ingeniería; que demostró un año después en que fue mecido por un fuerte terremoto y resistió sin menoscabo ninguno; experiencia que se repetiría en 1985 y en el 2007. La torre fue construida sobre los terrenos que fueran la casa de animales de Moctezuma II y en tiempos coloniales, el Convento de San Francisco.

Por los sótanos del edificio creo que se puede dar un viaje fantástico con un simulador 4D; buscar rutas a través de un laberinto de espejos; cruzar un túnel giratorio o llevarte un original souvenir: tu mano moldeada en cera. Pero yo prefiero las alturas: en el piso 36, un interesante Museo del Bicentenario; en el 38, el Museo de la Torre Latinoamericana; o mantener una opípara comida en el 41; pero lo que sí es ineludible es subir a la planta 44 a su mirador, el punto más alto al que se puede subir. Tendréis una panorámica de la ciudad sin parangón. Apetece sacar un "abono" y poder quedarse y fotografiar con luz de atardecer, de noche,....

Vistas desde la Torrelatinoamericana (Ci
Vistas desde Torre Latinoamericana (Ciudad de México)
De las primeras cosas que se visitan en una ciudad es su plaza central, que en este caso no es otra, que el archiconocido Zócalo y hacia allí dirigimos nuestros pasos, aunque halla cosas que nos distraigan por el camino. La calle Madero que tenemos de frente, animada como pocas, peatonal, comercial, y ¡entretenidísi ma!

La bonita Iglesia de San Francisco es solamente una ligera idea de lo que fuera antaño. El templo son los restos de lo que fue el Convento de San Francisco, primera sede de la Orden Franciscana en la Nueva España, en 1524. La construcción monástica más grande de toda la Nueva España, más de 2.000 metros cuadrados. La iglesia no es del siglo XVI, sino del XVIII, ya que las dos iglesias anteriores se vinieron abajo por lo pantanoso de los terrenos.
Iglesia de San Felipe de Jesús (C. de México)

Los reclamos se van sucediendo: la Iglesia de San Felipe de Jesús, el Palacio de Iturbide -hoy centro cultural del Banco de México-. la Iglesia de San Felipe Neri, el Museo del Estanquillo,... pero finalmente conseguimos llegar al Zócalo. ¿Será la plaza mayor, más pero más grande del mundo? Un minuto, que voy a la Wikipedia,... No, al parecer no es tan grande como a mí me lo parece, 46.800 metros cuadrados (sí que aparece y nada menos que en quinto lugar la de Monterrey, con 400.000 metros cuadrados), ni siquiera cuando terminen las obras que van a acometer este año para darle 2,000 metros cuadrados adicionales más, podrá figurar en uno de los primeros lugares.

Plaza de la Constitución / Zócalo (Ciudad de México)
Su nombre oficial es Plaza de la Constitución, pues aquí se juró en representación de la Nueva España, la constitución de 1812 (La Pepa) que había comenzado a regir en España ese mismo año, aunque sólo se gozara de ella durante dos años. No sé si se pregunta a algún local por la Plaza de la Constitución sabrá dirigirte adecuadamente, pero no fallará si se pregunta por el Zócalo.

El Zócalo cumplió a rajatabla la ordenanza de Felipe II dictada en 1573, que regulaba el número de calles que deberían dar a la plaza, el sitio preeminente en que debía situarse la iglesia y en los laterales los edificios públicos, administrativos y religiosos y en su centro se organizaría el mercado, los espectáculos, bailes y los ajusticiamientos públicos.

En base a lo anterior, el Zólcalo está delimitado por la Catedral de la Ciudad de México por su cara norte, el Palacio Nacional -sede del Poder Ejecutivo- por cara oriental; el antiguo palacio que ocupaba el Ayuntamiento antiguamente y hoy también del Gobierno Ejecutivo; cerrando el cuadrilátero una zona porticada de hoteles, restaurante  y zona comercial. Edificios todos ellos construidos por los hombres de la conquista sobre Tenochtitlán, centro político y religioso de los mexicas. Por eso a un costado de la Catedral, se encuentra una esquinita, quizá la más querida por los mexicanos, ya que representa sus orígenes. Se trata del Museo del Templo Mayor y el Templo de Tlaloc., donde se han ido hallando desde el siglo XVIII hasta nuestros días vestigios de gran valor del centro ceremonial del imperio mexica.

El centro de México merece más de un día y más de dos. Por donde sea que camines te vas encontrando reclamos para entrar. Frente a la entrada lateral del Palacio del Gobierno, en la calle Moneda, se encuentra el Museo de la Secretaría de Hacienda. El edificio como todos, te da la oportunidad de ver por dentro cómo eran estos palacetes coloniales hoy reconvertidos en museos la mayor parte de ellos. El que nos ocupa, era el antiguo Arzobispado, Fray Juan de Zumárraga compró los terrenos y mandó construir la que sería la residencia del arzobispado de México, oficinas y una prisión. En ese momento había una representación teatral para niños y en sus pasillos se habían improvisado puestecillos de artesanos que desplazados desde todos los estados, vendían sus mercancias. El museo tiene dos plantas y en ellas se ve buena cantidad de obras de arte contemporáneo. De forma curiosa, la Hacienda mexicana da la posibilidad a los artistas de pagar sus impuestos con obras y helas allí.

Museo de las Culturas (Ciudad de México)
Unos cuantos pasos más y un nuevo señuelo llama nuestra atención: el Museo Nacional de las Culturas. El edificio que es soberbio, fue la primera Casa de Moneda del gobierno colonial; durante el gobierno de Juarez fue sede de la Suprema Corte de Justicia y durante más de un siglo fue centro de estudio para documentar la historia e investigaciones arqueológicas, etnográficas, etc. Su objetivo es acercar al visitante a la diversidad cultural del mundo. Lo recomiendo, sin lugar a duda. Consta de tres salas principales: Internacional, Mediterráneo y China.
Museo de la Cultura (Ciudad de México)
Sin más, ya nos acercamos a la cola, no muy larga, para entrar al Palacio Nacional. ¡Estupendo!, poca gente, no hace falta cita previa, es gratis,... pero no, las complicaciones vinieron enseguida. Te dan unos cascos para escuchar la historia de lo que se va viendo, pero para asegurarse de la devolución de los mismos, al final de la visita, te exigen la entrega del pasaporte como "fianza". Y, ¡sorpresa! no llevaba pasaporte; tan solo una fotocopia del DNI español. Lloré, clamé, pedí hablar con alguien superior y funcionó, le dí pena y me dejaron pasar con un juramento muy serio de que devolvería los auriculares.

Museo de la Cultura (Ciudad de México)
Construido en 1522 como segunda residencia de Hernán Cortés, sobre el que fuera palacio de Moctezuma; en 1692, tras una terrible hambruna, unos 8.000 indígenas indignados, prenden fuego a los edificios virreinales dejándolos prácticamente en ruinas, por lo que tuvo que ser reconstruido. ¡Uf! abruma pisar este histórico lugar. 40.000  metros cuadrados, de los cuales son visitables una mínima parte. Por tanto, no podréis visitar, las áreas de Presidencia (despacho presidencia, el salón de recepciones, salón de embajadores, de Acuerdos, el Comedor Presidencial, la Biblioteca, el Patio y la escalera de honor, etc., etc. También tienen restringida la entrada del público en general a las instalaciones de la primera zona militar y las de la Secretaría de Hacienda, salones y despachos, incluida la escalinata de la Emperatriz.

Sí pudimos entrar a un gran recinto de siete salas en homenaje a don Benito Juárez, que muestran dónde y cómo vivió durante la época de la presidencia. También se visita el Salón de Homenajes, la antigua Cámara de Diputados, la Biblioteca o fondo histórico de Hacienda (antigua sala de Fundición de la Casa de la Moneda y el plato fuerte, la gran escalinata en cuyas paredes figura los murales de Diego Rivera
Habitación de don Benito Juárez  en el Palacio Nacional (Ciudad de México)
Habitación en que murió Benito Juárez (Palacio Nacional Ciudad de México)
Patio Palacio Nacional (Ciudad de México)
En el patio que distribuye las distintas entradas, una fuente, réplica de la existió hace más de trescientos años, luce un Pegaso alado nacido de la sangre de medusa a quien tan valientemente Perseo dio muerte; de ahí, la escultura de la fuente representa las tres virtudes que debe tener la persona que ocupe este palacio para gobernar el país: ha de ser valiente, como Perseo al enfrentarse a Medusa; ha de ser prudente, para conseguir acabar con Medusa sin mirarla a la cara; pues de haberlo hecho, Medusa habría convertido a Perseo en piedra y, por último sagaz e inteligente, utilizando su escudo a modo de espejo.

Cinco son los murales que Diego Rivera pintó entre la escalinata y la pared de la segunda planta; en ellos el gran artista narra la historia de México; antes de la llegada de Colón, con Quetzalcoatl como personaje central, la conquista, la lucha contra la invasión norteamericana, el "porfiriato" y la Revolución Mexicana y la Independencia.
Recinto parlamentario  Palacio Nacional (Ciudad de México)

Murales Diego Rivera en Palacio Nacional (Ciudad de México)

En el primer piso, el pintor recrea la ciudad de Tenochtitlán, escenas de la industria textil de la cultura Purepecha; la cultura Zapoteca de Oaxaca, la cultura Totonaca de Veracruz,, con el juego de pelota y la danza del volador. A continuación, la producción de hule con la savia del tule; el cultivo del maíz, el frijol, el chile, el cacao, la industria del maguey y, por último, el Desembarco de los españoles en Veracruz y la conquista de México.

Para tranquilidad y seguridad del Palacio de Gobierno, devolví los auriculares como había prometido y nos encaminamos a la Catedral de México, majestuosa como pocas.

Catedral de la Ciudad de México
Catedral de la Ciudad de México
El que ese monumental templo siga en pie es fruto de un gran esfuerzo por sus gentes durante cuatro siglos de lucha por mantenerla en pie. Como todos los edificios construidos en lo que otrora fuera el lugar sagrado de los mexicas y como si se tratara de una especie de castigo de los dioses, tienen la losa encima del progresivo hundimiento a través de los tiempos, dada la calidad de lodosa de dichos terrenos. Construida en 1532 sobre una piramide, antes de alcanzar su primer medio siglo de vida se dan cuenta de que el tamaño de la catedral no es el adecuado para una ciudad tan importante como ya era México y en 1572 se comienzan las obras de una gran ampliación de la inicial, aunque los problemas se sucedían, inundaciones, muerte del arquitecto mayor,... hasta 1810 no se vió terminada esta magna obra, la iglesia más grande de Latinoamérica. Las cifras son llamativas: sus torres miden 67 metros; posee cinco altares principales y dieciséis capillas. Pero los esfuerzos no terminaron en 1810, por que el templo se sigue hundiendo

Aquella noche habíamos quedado para cenar con toda la familia y  no podíamos correr el riesgo de llegar tarde, por lo que con tiempo más que suficiente acudimos a la esquina donde nos dejó el autobús turístico, pues la vuelta a partir del mismo punto nos llevaría hasta Polanco. Hora y media estuvimos esperando el autobús de Capital Tour que teóricamente debería pasar cada media hora. Finalmente, deprisa y corriendo y en vista de que el tráfico a esa hora ya era denso, hicimos nuestra primera incursión en el metropolitano de México. ¡Prueba superada! En media horita estábamos en nuestro hotel; el recorrido rápido, pero "como sardinas en lata". Posteriormente iríamos perfeccionando nuestros viajes en Metro: los trenes pasan con una asiduidad exagerada y la velocidad con la que transcurren igual de exagerada, por lo que si dejas pasar un primer tren lleno hasta los topes, el segundo, unos dos minutos más tarde, va hasta con asientos libres. Cierto es que los carteristas son un problema -no mayor que en cualquier otra gran urbe del planeta- y cierto es que los "tocamientos" a señoras, también lo son; pues no en vano han habilitado el último de los vagones solamente para féminas; pero con un poco de precaución, creo que es una buena opción.

Sábado, 29 de octubre de 2016

Sobre las 7 de las tarde salía nuestro vuelo a Puerto Vallarta, por lo que teníamos toda la mañana para poder ir a algún sitio, Era difícil, pero rápidamente se me vino a la cabeza otro museo que no conocía, que no llevaría tanto tiempo como el de Antropología y que además estaba en un barrio que me traía buenos recuerdos, y que era el de Frida Kahlo.

Aquel día no parecían estar conjugadas bien mis estrellas, pues las cosas salieron al revés de lo planificado. Volvimos a "arriesgarnos" a coger el metro; en esta ocasión tuvimos que hacer dos trasbordos, pero en unos tres cuartos de hora nos habíamos colocado en el extremo opuesto de la ciudad. Muy bien, La boca de Metro de Coyoacán, donde nos teníamos que bajar, estaba lejitos, más de un cuarto de hora andando. Llegamos y había dos colas, una larga que no andaba casi y otra corta que avanzaba sin parar; tras averiguar, nos explican que la segunda eran de visitantes que habían reservado por internet y tenían preferencia y la primera de gente que esperaba a que no se cubriese el número de aforo limitado con las personas que reservaban online. Se me encendió la bombilla y rápidamente me dispuse a reservar en línea. Pero ¡oh, sorpresa! Mi sobrino me había dejado un teléfono suyo para hablar en México, pero no tenía acceso a correo suyo, ni mío y era allí donde mandaban la confirmación. Así que nada, media vuelta y a otra cosa.










San Ángel y Coyoacán fueron en su día dos pueblecitos que terminaron engullidos por la gran ciudad, pero a pesar de ello, hoy tienen un bonito aire provinciano, con calles empedradas, iglesias y mansiones decoradas con azulejos. por lo que pasear por su calles es una auténtica delicia.

Lo primero y casi lo único fue localizar un Jardín Centenario. Donde muchos domingos veníamos la familia. Recuerdo los pintores que exponían sus obras a la venta, y pajaritos adiestrados que salían de su jaula para elegir un sobrecito entre cientos que te daba con el pico y en el que te pronosticaba lo que te depararía el destino, y restaurantes donde se comía rico, rico.

No he contado hasta ahora, y no porque no hubiera motivos, que estamos en los prolegómenos del Día de Muertos y que no hay otro país en el mundo, en que su gente se implique y se involucre más en hacer del 2 de noviembre una celebración especial. Es esta una costumbre prehispánica, el rendir homenaje a los muertos, que con la llegada de los conquistadores se fusionó con la tradición cristiana del día de Muertos durante los dos primeros días de noviembre y el resultado hoy, es la celebración de estas fiestas acudiendo a los cementerios, donde las tumbas se adornan con flores, música y se lleva todo lo que en vida le gustaba al familiar fallecido: su comida preferida, su bebida, cigarrillos si fumaba,... Esto se hace extensivo a las casas, comercios, en las calles, parques, colocando pequeños altares con retratos del familiar invitándole a abandonar el más allá durante unos días y disfrutarlos con los suyos. Las fotos son elocuentes de las escenas que nos encontramos ayer en el Zócalo y todo sitio oficial o no,... y aquí en el Jardín Centenario.

Era sábado y otra cosa con la que nos regalaba el barrio es que estaba abierto el gran Mercado de Artesanías, que divide el Parque Hidalgo y el Jardín Centenario. Un enorme lugar donde poder comprar artesanía mexicana.

Como ya os he comentado que no era mi día, me llama mi hermano diciéndome que ese día había unas carreras de Fórmula 1muy importantes; que el velódromo estaba ubicado camino del aeropuerto y que los atascos se preveían monumentales. Con miedo, volvimos a coger el Metro y nos dirigimos al hotel a por las maletas. Allí pedimos un taxi a un teléfono de confianza que me había proporcionado mi hermano y, efectivamente nos tiramos hora y media para llegar al aeropuerto, pero a tiempo de embarcar.

Comentaros que esta fue la última vez que pedimos un taxi a través de teléfono, pues descubrimos Uber, que en México funciona de maravilla, es muy seguro y la mitad de precio de un taxi normal, pues sabes de antemano lo que te va a costar,  por distancia no por tiempo. Recomiendo al que me lee, que se lleve un teléfono liberado, se compre una tarjeta prepago en México, se baje la app de Uber y de verdad, que os vais a alegrar de hacerlo.

Tras estos dos días anteriores en Ciudad de México, volaríamos a Puerto Vallarta, donde pasamos una seanana; a continuación un tour por Chiapas; un viaje por nuestra cuenta por todo Yucatás y una semana de descanso en Cancún. Ya de regreso a la capital de nuevo disfrutamos de tres días más (relato a continuación), antes de tomar el avión de regreso a Madrid.

Domingo, 28 de noviembre de 2016

El vuelo de Viva Aerobus, Cancún-Ciudad de Mèxico, en hora y todo correcto. Tienen mucho que enseñar las lowcost americanas a las europeas.

Un domingo muy que muy placentero con toda mi familia. Divertida, con comida típica buenísima y una sangría "tamaño caguama", como dicen aquí, que nos puso a todos a tono.

Puerto Vallarta / Capítulo III



Lunes, 29 de noviembre de 2016

¿Os acordáis de mi hotel maravilloso de "Polanco"? Pues aquella oferta de Booking de 65 euros la noche, se había convertido en el doble, lo que me obligó a cambiar de ubicación. Esta vez nos fuimos a la Zona Rosa; un hotel de la Cadena Room Mate, el Room Mate Valentina. Como todos los de su clase; sobrio, sin adornos superfluos, pero correcto. Un problema: había leído en los comentarios de Trip Advisor que la zona de noche se volvía insufrible con la cantidad de clubs nocturnos que hay alrededor. Al parecer, la insonorización de las ventanas de las habitaciones, que son todas exteriores, no son suficiente para mitigar los ruidos de la calle. Cuando llegamos -era muy temprano- nos daban una habitación en un piso bastante bajo o si esperábamos nos prepararían una habitación en la décima planta. Síiii, esperaríamos lo que fuera. ¡Bingo! fue la solución. No se oía absolutamente nada. ¡Y estábamos en la calle Amberes, casi en Reforma. (6.000 pesos con IVA y desayunos 3 noches = 300 euros)

Aquel lunes fue un día redondo que disfruté como una niña. Visita a Xochimilco. Cuando era pequeña, se preparaban tortillas de patata y filetes empanados y toda la familia, incluidos tíos y primos, nos dirigíamos a Xochimilco a pasar un"día de campo" en chalupa. Era divertidísimo.

Xochimilco
En este caso, cogí a mi marido del brazo y sin tortilla ni filetes empanados nos fuimos de excursión. Nuestra osadía iba in crescendo, pues nos dirigimos al que ya era nuestro amigo de las comunicaciones, el metropolitano de la Ciudad de México.

Xochimilco está a unos 40 kms. del centro, pero os aseguro que se puede ir tranquilamente en metro. Teníamos el punto neurálgico en la Plaza de Insurgentes, justo a dos calles del hotel. De la estación de Insurgentes en la línea 1 a la de Pinos Suárez, allí trasbordo a la línea 2 hasta la Tasqueña, final de línea. Allí mismo se coge el metro ligero que lleva directamente a Xochimilco, muy cerca de dos de los nueve embarcaderos que hay.

Al llegar comienza la lucha, salen candidatos para alquilar sus chalupas o trajineras hasta debajo de las piedras. En ese momento prevalece el poder negociador de cada uno. Da un poco pena, pues al final, los que te abordan son intermediarios que a saber lo que le dan al pobre conductor -no toméis de referencia lo que me cobraron a mí, pues yo creo que pagamos mucho, pero nos terminaron mareando (dos horas 800 pesos = 40 euros). A posteriori, me he enterado de que los precios oficiales son de 350 pesos por hora y trajinera, que además tienen idéntico tamaño para entre catorce o veinte personas máximo, por lo que a grandes grupos les saldrá baratísimo y en los casos de una pareja, como nosotros, por las nubes.

Qué decir de Xochimilco, explosión de luz, colores, flores, olores, sonidos,... Su nombre, procedente de la lengua nahuatl, quiere decir "milpa de flores" (milpa = terreno de cultivo de maiz).  El paseo tradicional a lo largo de los canales es relajante y lo normal es ir viendo parajes de flores, aunque de repente hay algo que rompe la monotonía, como un montón de muñecas viejas colgadas de una valla. El propietario, ya fallecido, se dedicó a acaparar muñecas viejas y rotas que teóricamente le protegían de unos lamentos de mujer que escuchaba por las noches. Otro reclamo es el mercado de flores y plantas, de las más naturales a las más exóticas. Y el Museo Dolores Olmedo, con muebles de época y hasta cuadros de Diego Rivera y Frida Kahlo.

Al parecer, desde hace algunos años, vienen celebrando la "noche de muertos", sacando todas las trajineras con velas que van acudiendo por los canales hasta la chinampa (huerta flotante), donde una catrina gigante llama la atención porque allí se va a llevar a cabo la representación de la leyenda de la Llorona.

El paseo no está completo sino se comen unas quesadillas -las de hongos y flor de calabaza son las más singulares del lugar-, gorditas, dulces de elote-. Se os acercarán multitud de chalupas ofreciendo comida o bebida. ¡Ah! y sin ofrecer a tu novia, tu mujer, tu madre,... una canción cantada por un mariachi. "El Reloj" me derritió de emoción.

A la vuelta, el tren ligero no funcionaba y no sabían cuánto tiempo tardaría en reiniciarse el servicio. Optamos por pedir un coche Uber (32 kms. 1 1/2 h. de trayecto 263 pesos = 13 euros, ¡increíble!).

Pedimos al taxista que nos dejara en Horacio esquina a Petrarca. Aquí los recuerdos llegaron hasta la morriña. En Horacio mi madre tuvo durante muchos años un casa de alta costura donde se vestía lo más granado de la sociedad mexicana y de la colonia española. Yo me pasaba horas contemplando escondida detrás de una escalera como probaban a las clientas y como aquellos trozos de tela se convertían en verdaderas bellezas que sorprendían en los cuerpos de elegantes damas en las mejores fiestas de la alta sociedad; me entretenía en hacer vestidos a mis muñecas y cuando me encontraba con ganas de echar una mano, pedía un imán con el que iba recorriendo las juntas de las tarimas del suelo recopilando alfileres. Justo en la esquina donde nos dejó el taxi, en la segunda planta estaba mi habitación, con sus dos paredes de cristales de arriba abajo, fue una de las cosas que más eché de menos cuando me vine a vivir a Madrid; los ventanales de techo a suelo. En la siguiente manzana un minúsculo restorancito donde seguían vendiendo unas tortas de pavo con guacamole donde invertía buena parte de mi asignación dominical y hacia la calle Newton, mi colegio, el Francés Pasteur.. Los recuerdos se agolpan en la mente poniéndome melancólica y tontorrona.
Parque de Chapultepec (Ciudad de México)
Martes, 30 de noviembre de 2016

Hoy se acaban las vacaciones. Arañaremos la última mañana que nos queda antes de ir hacia el aeropuerto a las 19 horas. Tenía que ser algo cerca para  no perder mucho tiempo en desplazamientos y al salir al Paseo de la Reforma caí enseguida: Parque de Chapultepec.

En el Monumento a los Niños Héroes, del que ya he hablado anteriormente, se celebraba una especie de inauguración de alguna exposición de arte a cielo abierto, al que asistían personalidades de alta jerarquía a juzgar por los medios de seguridad que desplegaban. Conseguimos pasar, pues amenazaban con que en media hora el cruzar por allí estaría prohibido.

Monumento a los Niños Héroes (Ciudad de México)
¡Un trenecito! que buena opción para recorrer el parque y, sobre todo, cuando mirábamos hacia arriba y veíamos la cuestecita que habría que subir hasta el Palacio en la cima de la montaña. Efectivamente, nos sirvió para conocer el parque pero no para ahorrarnos el ascenso, pues a palacio no llegaba.

Chapultepec es un vocablo nahuatl que quiere decir "cerro de saltamontes", con sus más de cuatro kilómetros cuadrados es el parque más grande de toda la ciudad, de hecho es como ya he comentado anteriormente, el doble que Central Park de Nueva York. En él, podemos encontrar lagos, un zoo y varios museos, la residencia presidencial y el Palacio Imperial.o Castillo de Chapultepec.

Castillo de Chapultepec (Ciudad de México)
Castillo de Chapultepec (Ciudad de México)
Chapultepec fue en épocas prehisoànicas, asentamiento de tehotihuacanes, toltecas y mexicas. En 1530 se otorgó el parque, por cédula real, a la ciudad; que a propósito, fue un punto de fricción entre el rey Carlos V y Hernán Cortés, quien lo consideraba como parte de su Marquesado del Valle de Oaxaca. Está dividido en tres zonas muy diferenciadas: la primera, la lúdica donde se pueden encontrar los mejores museos de la capital, restaurantes, cafeterías, el zoológico,... La segunda, está dedicada a actividades deportivas y recreativas y la tercera, se ha con vertido en una reserva ecológica y se llevan a cabo actividades de ecoturismo. Por todo ello, presume de recibir la visita de quince millones de personas al año.

Una vez finalizado el trayecto del trenecito, nos dirigimos hacia el Castillo de Chapultepec, conocido por este nombre, aunque es más un palacio que un castillo.

La historia del castillo ha corrido paralela a la del país. Hay van unas cuantas fechas para comprender la danza de habitantes que se han ido sucediendo a lo largo de los siglos:

1352 d.C.         Los mexicas (aztecas) tras varias luchas internas con los tehotihuacanos, fundan la ciudad de Tenochtitlán.

1440-1469       Durante el reinado de Moctezuma se construye el acueducto que conducirá agua desde Chapultepec hasta Tenochtitlán, construida por Netzahualcoyotl, señor de Texcoco que no cobró por su trabajo, pero a cambio se le permitió vivir en Chapultepec y convirtió el cerro en un lugar sagrado en honor a Tláloc y Chalchiuhtlicue, dioses del agua.

1521-1810       Durante el periodo virreinal, desde la llegada de Hernán Cortés, sobre la que fuera residencia de Moctezuma, se construyó un palacio en el que se fueron sucediendo los virreyes de turno y donde se acogía a los visitantes distinguidos.

1530               Por cédula real el Rey Carlos V, concede la propiedad del castillo a las autoridades locales de la ciudad, en contra de los deseos de Hermán Cortés que los consideraba feudo propio.

1785               Un incendio destruye gran parte del palacio y se decide reconstruirlo en la propia cima del cerro (lugar en que existía una vieja ermita en honor a San Miguel), cuya factoría se encargó a Francisco Bambitelli, que hubo de marchar a La Española por órdenes superiores, sin terminar la obra; la continuaría Manuel Agustín Mascaró, quien muere en extrañas circunstancias, también con la obra inconclusa. La Corona Españaola ordena paralizar las obras e intentar vender lo construido hasta el momento. No encontrando comprador empezaron a revender puertas, ventanas,... quedando todo en una ruina total.

1810-1821      Guerra de Independencia. El palacio permanece en el mismo estado de ruindad precedente.

1833               Se decreta que el palacio pase a ser Colegio Militar y a partir de entonces se le comienza a llamar Castillo de Chapultepec.

1847              El Castillo fue bombardeado por el ejército de Estados Unidos, causándole serios destrozos.

1864             Con la llegada de Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota, hija del rey de los belgas, decidieron fijar su residencia en el palacio y fue cuando se le dio el mismo aspecto que tiene ahora. Arquitectos, ingenieros, jardineros de toda Europa acudieron al llamado del Emperador y con ellos, muebles, cuadros tapices, cristalería, vajillas... lo mejor de los mejor de aquel momento. Es el momento de crear el Paseo de la Reforma; un gran paseo desde palacio al centro de la ciudad, al estilo de los Campos Elíseos de París.

1867            Poco duraría el esplendor del palacio; con la caída del imperio, el palacio quedó en total abandono nuevamente.

1876           Se decreta establecer el Observatorio Astronómico y Magnético.

1883           Retorna al palacio el Colegio Militar y se adapta el edificio como residencia presidencial de la República Mexicana.

1944           Se decide instalar el Museo Nacional de Historia y trasladar las valiosas colecciones de los antiguos museos y Departamento de Historia.

El museo es una visita imprescindible para todo aquel que se interese por la historia, el arte o simplemente por la belleza. Es, sencillamente, espectacular.

En este primer capítulo de viaje se resumen los primeros y los últimos días de nuestro viaje; de ahí el salto en el tiempo.



Despacho del Emperador Maximiliano (Castillo de Chapultepec)

Castillo de Chapultepec (Ciudad de ´México)
Castillo de Chapultepec (Ciudad de México)
Comedor Caastillo Chapultepec (Ciudad de México)


Habitación de  la Emperatriz Carlota en Castillo de Chapultepec



Puerta de malaquita regalo del Zar
de Rusia a la Emperatriz Carlota

Escalera Real Castillo Chapultepec



















¡Hasta otra, México! Te llevo en el corazón.
































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