Conocer Madrid - Ruta de Pedro Ribera

La ruta de hoy, denominada “de Ribera” discurre por una pequeña zona donde se concentran unas cuantas obras de las muchísimas que dejó diseminadas por el Madrid del XVIII, el  arquitecto Pedro de Ribera.

Puerta Cuartel del Conde-Duque
Quedamos citados en la puerta principal del Cuartel del Conde Duque –por razones obvias-: sólo teníamos que levantar la vista y ver la impresionante puerta que destaca más, si cabe, por la sobriedad neoclasicista del edificio.

Pedro de Ribera (1681-1742), madrileño de nacimiento y en Madrid llevó a cabo casi la inmensa mayoría de sus obras y en Madrid murió y fue enterrado, precisamente en una de sus obras, la Iglesia de San Cayetano.

El ser discípulo del arquitecto Churriguera podría omitirse sin problema, pues sus vueltas y revueltas decorativas son una marca de identidad indudable. Palacios, fuentes, puentes, iglesias, … los ejemplos son múltiples ; muchos han desaparecido, pero otros permanecen en la actualidad.


No fue tan bien considerado en la Corte, dado que Felipe V daba preferencia en muchas ocasiones a artistas extranjeros; pero la fortuna quiso que Ardemans –profesor suyo también- fuese nombrado Maestro Mayor de las Obras y fuentes de Madrid, entrando Ribera a su servicio y sustituyéndole en el cargo a su muerte. Gran benefactor de Rivera fue también el Marqués de Vadillo, en la época Corregidor de la Villa y por su orden Rivera realizó muchas de sus obras más señeras. Hay un “Madrid de Ribera, igual que luego hubo un Madrid de Sabatini”, se dice que fue más churrigueresco que el Churriguera más atrevido.

Comenzamos por la primera de ellas, el Cuartel del Conde-Duque o de Guardias de Corps (1717). Estamos en la calle Conde Duque (o de San Juan Bautista en el Plano de Texeira), llamada así, pues aquí estuvo situado el palacio que fuera del famoso y poderoso Valido del rey Felipe IV, que al parecer tenía una puerta trasera que daba al mismísimo Palacio de Liria perteneciente al Duque de Alba
El propio Felipe V encargó a Pedro de Ribera la traza de un gran edificio que sirviera de cuartel para su guardia real –“para el alojamiento de 600 guardias y 400 caballos”. El edificio fue durante años el más grande de la capital, con más de 25.000 m2. Un aparatoso incendio destruyó, en 1869, los dos pisos superiores y comenzó la decadencia del edificio. En 1969, el Cuartel del Conde Duque dejó de tener un uso militar y se rehabilitó dándole funciones culturales que mantiene hasta la fecha, dependiendo del Ayuntamiento de Madrid. A título personal, reseñar que hace unos años ocupada en averiguar los orígenes de mis apellidos, tuve el privilegio de entrar en una de sus salas donde se guarda el archivo histórico de la Villa. Allí me proporcionaron unas cintas por años, donde aparecían todos los registros civiles digitalizados en Madrid.  Fue una experiencia muy interesante.

El edificio, sobrio y sencillo, crea el efecto de hacer destacar aún más, si cabe, la suntuosa puerta.  Con una pilastra a cada lado y el escudo real centrando el núcleo y debajo de él, la placa, profusamente ornamentada con el lema:  “Reinando Felipe V. Año de 1720”. Despliega todas las características de Pedro de Ribera: cadenas y guarniciones de granito, estípetes característicos en sustitución de las columnas o añadidos a ellas, telas fingidas, borlas, lazos, los salientes baquetones,…
La calle es muy estrecha y por ello Pedro de Ribera proyectó una plaza delante llamada hoy De las Corps, que da una mayor perspectiva al enorme edificio.

Seguimos nuestra ruta en la búsqueda de más vestigios de Ribera, pero por el camino nos vamos encontrando curiosidades:

Museo ABC
 En la calle Amaniel destaca un gran edificio “Museo ABC”. Dicho museo alberga la colección de la editorial del periódico ABC y la revista Blanco y Negro, además de múltiples salas con exposiciones itinerantes. El edificio recuperado albergó en su día la primera fábrica de Cervezas Mahou.

Llegamos a la Plaza de las Comendadoras, en tiempos llamada Comendadoras de Santiago por su proximidad al gran convento de Santiago. Esta plaza y las calles aledañas fueron el escenario de la obra de Pérez Galdós, Miau. Cuando Sabatini terminó las obras del convento, por orden de Carlos III, a finales del siglo XVIII, quedó conformada la plaza.

Convento de Santiago
En tiempos de Felipe IV, el Presidente del Consejo de Órdenes donó propiedades para la construcción del convento. ¿ Quiénes serían las primeras moradoras del inmueble? fue un problema poco menos que de estado: Las monjas del Monasterio de Santa Fe de Toledo o las del Convento de Santa Cruz de Valladolid.. Finalmente serían las monjas de Valladolid las que ocuparían el convento; la beata María Ana de Jesús tuvo una aparición de estrellas en el cielo y fue interpretado como mensajeras de la voluntad de Dios y debía  de ser las de Valladolid. El acuerdo se firmó en la imprenta Quiñones, muy cerquita de la plaza y, por ello, la calle pasó a llamarse “Recuerdo”. Finalmente, el  convento fue fundado en 1584, pero la construcción no terminó hasta 1697.

Añadir leyenda
Una de las joyas del convento es la Sacristía de los Caballeros, aunque se trata de una joya muy oculta, pues no se tiene vista de ella desde la calle. En ella se preparaban los Caballeros de la Orden de Santiago, que posteriormente pasarían a la Iglesia a hacer su juramento.

A continuación la Parroquia de Santiago el Mayor, situada también en la Plaza de las Comendadoras (1697), obra de Manuel y José del Olmo.  En su altar mayor figura el Santiago Apóstol en la Batalla de Clavijo, de Lucas Jordán.

Iglesia de Montserrat
No lejos tenemos otra obra de nuestro maestro, en la calle San Bernardo esquina con la de Quiñones, la iglesia del Monasterio de Montserrat.

La historia nos suena bastante actual: La creación que este convento tiene que ver con la insurrección desplegada en Cataluña, pues el Monasterio de Montserrat, principal centro benedictino en aquella comunidad, curiosamente pertenecía a la jurisdicción castellana de Valladolid por orden del mismísimo Fernando el Católico, quien no podía desperdiciar los pingües beneficios que proporcionaba tan santo lugar. Los monjes catalanes hartos de estar presididos siempre por un abad castellano y hablar en la lengua de Castilla, provocaron una insurrección y echaron sin contemplaciones a los monjes castellanos.

En 1640 y como una consecuencia más de la Gerra dels Segadors, la Generalitat intervino en la batalla interna de Montserrat y echó por decreto a todo el que oliera a castellano en la Abadía. Los frailes fueron distribuidos por distintas órdenes en Madrid a su llegada a la villa.

Felipe IV dio los permisos necesarios para que se construyera una iglesia con abdicación a la Virgen de Montserrat, para acoger y concentrar a los frailes expulsados de Cataluña y las obras empezaron en 1668, bajo la dirección de Sebastián Herrera, reinando ya Carlos II. Los graves problemas económicos del imperio hicieron que las obras se paralizaran y no sería hasta 1716 en que un joven Pedro de Ribera, en el inicio de su carrera, retomaría las obras, respetando la fachada pero redecorando la puerta y los ventanales. Las diferencias son evidentes,

En 1836, la iglesia todavía no está terminada pero la Desamortización de Mendizábal hace que se cierre el convento y se convierte en cárcel de mujeres –la Casa Galera- . En 1914, monjes benedictinos procedentes de Santo Domingo de Silos vuelven a ocuparla, hasta ahora, con el paréntesis de la guerra civil que se transformó en salón de baile. Curiosa andadura la de este templo de oración.

Monumento a Daoiz y Velarde
La siguiente parada nos lleva ya al siglo XIX, no porque haya monumento ninguno de dicho siglo, sino porque se conmemora un hecho histórico de 1812: la valerosa gesta de la intentona de defensa llevada a cabo por los héroes que murieron el 2 de mayo luchando por España. La plaza son terrenos del que fuera palacio de los marqueses de Monteleón, y posteriormente cuartel y Museo de Artillería. Cuando terminó la Guerra Civil se instaló, frente al arco de Monteleón que perteneciera al cuartel, el grupo escultórico, con las dos figuras de Daoiz y Velarde, realizadas en piedra por Manuel Laviada.

El monumento incorpora los restos restaurados del arco original de la entrada al depósito que fue tomado y defendido por los españoles. En la estatua de Daoíz y Velarde, esculpida por Antonio Solá en 1822, ambos están vestidos de jefes íberos que defendieron su independencia de los invasores cartaginenses y romanos. En un principio la estatua se situó en un parterre del Retiro, sufrió varios traslados y recaló a partir de 1869 en este lugar. En principio cada una de las figuras blandía una espada que robaban una vez tras otra, hasta que el Ayuntamiento desistió de su sustitución.

La historia que aquí se conmemora fue la unión de los militares al pueblo llano durante el levantamiento contra los franceses en el Cuartel de Artillería de Monteleón situado en esta plaza.
Todo comienza en 1807 cuando Napoleón pide ayuda a Carlos IV para atravesar España a fin de conquistar Portugal: la recompensa, repartirse el país luso entre ambos. Las intenciones del emperador eran muy otras y  los 60.000 soldados que penetraron en España, fueron estableciéndose en localidades estratégicas españolas, sin lucha aparente ninguna.

La paciencia de los españoles ante esta dominación soterrada llegó a su límite cuando el General Murat toma la capital de España. Carlos IV abdica en favor de su hijo Fernando VII y este último es llamado a entrevistarse con el mismísimo Napoleón, dentro de la estrategia de poner en el trono a su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo de aquel 1808, los madrileños salieron a la calle con las más rudimentarias armas para combatir el ejército de Napoleón. Estos espontáneos se encontraron solos, pues el ejército español seguía las directrices de colaborar con los franceses.

Tan sólo el capitán andaluz Daoiz, que estaba en aquellos momentos al frente del Parque de Artillería de Monteleón y el cántabro Velarde decidieron ponerse al lado del pueblo, con piedras, palos, navajas, todo valía para luchar contra el invasor. Mucho valor, pero poca batería para combatir las equipadas unidades de infantería y caballería napoleónicas que demolieron a la población civil.
En un momento de la contienda los dos capitanes, Daoiz y Velarde, se vieron enfrentados; Velarde solicitando que se abrieran las puertas del cuartel para armar al pueblo y Daoiz negándose, cumpliendo lo que consideraba su deber.  Hasta que recapacitando dio la voz de abrir las puertas al pueblo y proporcionarle las armas almacenadas.

Los franceses tenían ya conquistado el resto de Madrid y al llegar al cuartel de Monteléon se encontraron con una gran sorpresa. Los cañones disparaban sin cesar desde la calle San Bernardo y Fuencarral. Pero fue inútil, las bajas habían sido muchas; Murat había mandado refuerzos a Monteleón y los cien españoles que quedaban luchando eran demasiado pocos para los dos mil franceses de un ejército muy bien preparado.

Daoiz fue acribillado por la espalda y un polaco disparó a quemarropa a Velarde, que cayó desplomado en el suelo.

La insurrección del 2 de mayo terminó mal, pero fue el detonante para que prácticamente todas las regiones del país se levantaran en armas y fue el germen de la victoria final contra los franceses.
Esta plaza también simboliza el nacimiento de la “movida madrileña”, movimiento contracultural nacido al finalizar el franquismo y que se prolongaría hasta mediados de los 80, propagándose al resto de provincias españolas. Para una juventud que reclamaba libertad de expresión en todos los ámbitos, este barrio adoptó el nombre de Malasaña, aunque para los mayores fuera conocida como Barrio de las Maravillas.

Manuela Malasaña, una costurera de 17 años, fue un icono también de aquel levantamiento del 2 de mayo, aunque las versiones de su intervención difieren algo; hay quien piensa que ayudó a su padre a distribuir la pólvora a los levantados y fue alcanzada por una bala, una segunda versión, cuenta que fue secuestrada, hecha prisionera y ajusticiada.

Placa Rosa Chacel
Una pequeña placa, que pasa desapercibida casi a todo el que pasa, nos recuerda a otro personaje que tiene que ver con ella. Rosa Chacel  que vivió en la cercana calle San Vicente Ferrer y “Barrio de las Maravilla” fue el título de una de sus novelas.
Iglesia de las Maravillas

Continuamos el recorrido y llegamos a la Calle de la Palma, nombre que proviene del siglo XVII por encontrarse en este lugar un arroyo poblado de palmas y de una sola que quedó dio nombre a la calle. En sus inicios se establecieron aquí una serie de telares que producían telas de todo tipo.

En esta calle de la Palma se encuentra nuestra siguiente parada: la Iglesia de las Maravillas.

La última noticia de la iglesia ha sido tan reciente como de agosto 2016 y es que tras un largo cierre por reformas, la parroquia desaparece, siendo absorbida por la de San Ildefonso. El arzobispado de Madrid ha decidido que solo se celebrará una misa a la semana los domingos; no habrá bautizos, no habrá bodas; no habrá comuniones. De hecho hasta el nombre que no sólo era el del templo, sino que dio nombre a todo el barrio, dejará de ser de las Maravillas, para pasar a llamarse de San Ildefonso y los Santos Justo y Pastor. ¡Con la Iglesia hemos topado!

  • ·         La primitiva Iglesia de las Maravillas es una de las más antiguas de Madrid, pues en el fuero madrileño de 1202 ya menciona una parroquia en la calle de San Justo;
  • ·         aquel templo fue sustituido por una iglesia barroca con advocación a San Miguel,
  • ·         entre 1628 y 1646, dentro de los terrenos del Monasterio de San Anton de la Orden Calzada, se construye la iglesia, de estilo neoclásico, proyectada por Alonso Carbonel y mandada a construir a instancias del mismísimo Felipe IV, donde poder dar culto adecuadamente a una pequeña talla de una Virgen llamada de las Maravillas, que custodiaban las monjitas y que pronto tuvo una gran fama de milagrosa;
  • ·         en el siglo XVIII hacen una nueva reforma en profundidad;
  • ·         durante la guerra de independencia, dada su cercanía al Cuartel de Monteléon, sufrió serios desperfectos y se utilizaría como hospital para los heridos;
  • ·          con la desamortización, las monjitas abandonaron el convento, que fue demolido, quedando solamente la iglesia;  la talla de la Virgen fue trasladada al Convento de Príncipe de Vergara y en la guerra civil ardió junto con el convento;
  • ·         en  1969 la iglesia pasa a ser Nuestra Señora de las Maravillas  y los Santos Justo y Pastor y se hace una réplica de la Virgen;
  • ·         hoy día, según se ha explicado,  es propiedad del Ayuntamiento de Madrid que costeó casi en su totalidad las obras de rehabilitación. En la guerra civil la quemaron la que hay ahora no es el original, sin embargo dicen que el niño Jesús si es el original.

Además de los numerosos avatares que ha sufrido a través de los años, estos no han estado exentos de leyendas urbanas difíciles de digerir:

La historia de cómo llegó la estatuilla  a manos de las monjitas calzadas y el porqué del nombre de Maravillas tiene dos versiones: una que fue traída por un arriero desde Salamanca para una noble dama llamada Ana de Carpio y esta la donó al Monasterio, pero la noche anterior había soñado con pequeñas flores amarillas conocidas como maravillas y decidió llamar así a la Virgen; otra, que las monjitas encontraron la talla en un jardín repleto de pequeñas flores maravillas.

Iglesia de las Maravillas
No falta quien relaciona la decisión de llamar de la Paloma a la Virgen de la Paloma y porfía que tuvo que ver también con la Virgen de las Maravillas, pues se decía que en el convento que existía en el Barrio de Calatrava, Convento de San Juan de la Penitencia,  se encontraba la pequeña talla de la Virgen de las Maravillas y que una paloma llegaba cada día, sobrevolaba el convento y se posaba en la estatua. La Virgen fue trasladada al Convento de la Calle de la Palma (lo que nos situaría en una tercera versión de la historia) y aquella paloma cambio su trayectoria hacia la Palma y seguía posándose en la estatuilla de la Virgen, hasta que el ave murió y fue enterrada en el jardín por las monjas. Esta historia siguió corriendo por los mentideros, hasta que se encontró el cuadro de una Virgen de la Soledad, que por aquella historia, adoptó el nombre de Virgen de la Paloma.

La orden de la construcción de la iglesia también está envuelta por la maledicencia de la gente. Se decía que Felipe IV, muy amigo a salir de incógnito de farra por el viejo Madrid, fue asaltado por unos embozados que le atravesaron con la espada, cuando volvía al Alcázar; quedó mal herido y mandó traer el manto de la Virgen de las Maravillas que tenía tanta fama de milagrosa. La Virgen le curó y el prometió construir un nuevo monasterio, con un templo donde se pudiera venerar a la Virgen.  Y he ahí el soterrado motivo del generoso regalo real a las monjitas.


No podemos seguir nuestra ruta sin hacer una parada en la curiosa Farmacia Janse, en la calle San Andrés esquina a Padre Ferrer. ¿1918, 1924? Son muchas las fechas que se barajan para la fundación de este comercio y la creación de su original publicidad, pero lo cierto es que en uno de sus azulejos figura la fecha de 1892 y son obra de Enrique Guijo. Curiosos de observar cada uno de sus anuncios y curioso también conocer que tras la guerra civil fueron  cubiertas las paredes de yeso para evitar los impuestos franquistas por publicidad exterior. Hoy es un café, Janse Kafé; no os equivoquéis y entréis a comprar aspirinas.


Seguimos bajando por la calle San Andrés y un muro de ladrillo visto y un cartel con “La Industrial” nos habla de tiempos pasados que no son lo que eran. Efectivamente, una antigua fábrica de hielo, creada en 1908, que fue adquiriendo edificios aledaños para ampliar el negocio y adaptarlos a almacenes, cocheras y oficinas. En 1983, la propia empresa llevó a cabo la construcción de viviendas respetando su antigua fachadas.


Hemos llegado a la calle Fuencarral, objeto de nuestra última parada, el Real Hospicio del Ave María y de San Fernando.
Puerta del Hospicio de San Fernando
Si te pasa como a mí, que dudas en las posibles diferencias que hay entre los vocablos orfanato y hospicio, te remito a las entradas de la RAE en relación con ellos.
Orfanato: Establecimiento benéfico en que se acoge y da mantenimiento y educación a niños pobres, expósitos o huérfanos.
Hospicio: Asilo de huérfanos. (Dicho e una persona menor de edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos.)d
Lo cierto es que el Hospicio, fundado en 1668 en otro emplazamiento,  por la Congregación del Santo Nombre de María, abrió sus puertas para acoger a toda clase de pobres, intentando proporcionarles un trabajo.  Se mudaron a Fuencarral en 1674 y en 1721 se demolieron las antiguas casas para construir el edificio que hoy se contempla bajo la dirección de Pedro de Ribera.
El edificio, como también lo fuera el Cuartel del Conde Duque, es sencillo en toda su estructura, destacando la portada.
La adquisición del edificio por parte del Ayuntamiento, tras las voces que desde la Real Academia de San Fernando y la Asociación de Amigos del Arte clamaban la declaración del edificio como monumento nacional, lo salvó de un derribo casi seguro. Una restauración en profundidad  (1925-1929)fue llevada a cabo, quedando la fachada, la capilla y la primera crujía. Desde entonces se le han dado distintos usos municipales hasta la apertura del Museo de Historia de Madrid, cuya visita recomiendo sin duda.
La espectacular fachada, con una decoración profusa de roleas, baquetones; en la parte superior los escudos de las provincias españolas que existían en el siglo XVII. A su alrededor, todo un telón teatral recogido por ángeles, esculpido en granito, aunque parece en moldeado con arcilla. Los estípites tan típicos de Ribera, conchas, guirnarldas, frutas, flores. Centrando la puerta un gran escudo de Felipe V y una Virgen coronada de ángeles.  La decoración es ascendente, pretendiendo dar más realce a la parte superior, en la que encontramos al rey San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla, representado sobre un grupo de musulmanes, dos muertos, con posturas imposibles (estas esculturas ya existían y eran de Juan Ron).
Como curiosidades, saber que el propio Pablo Iglesias,  fundador del PSOE estuvo aquí aprendiendo el oficio de tipógrafo y vivió en el edificio entre los nueve y los doce años y que Manuel Machado fue el primer Director del Museo Municipal en 1929.
Fuente de la Fama
Dad vuelta al edificio y Ribera os ofrecerá otro regalo; la Fuente de la Fama.
La fuente se construye por orden de Felipe V, pero se sufraga con un impuesto especial que paga todo el pueblo de Madrid . “Deo volente, rege survente et populo contrivuiente”, rezaba la placa de su inauguración en 1732, situada en la Plaza de Antón Martin, y tenía funciones de abastecimiento de agua.
Lo cierto es que la fuente ha sido muy danzarina, pues en 1879 es retirada y guardada en almacenes municipales; en 1909 es situada en el Paseo de Camoens (Parque del Oeste). En 1926 es traída a su ubicación actual en la parte posterior del Hospicio de San Fernando y aquí continúa salvo los años de la guerra que para su protección fue desmantelada y puesta a salvo.
La fuente en un barroco puro, tan denostado en tiempos futuros, está adornada con cuatro delfines de carácter mitológico, niños con conchas invertidas en sus cabezas y en el centro una Fama alada, obra de Juan Bautista.

Esta ruta se queda muy corta si comprobamos la cantidad de otras que realizó para Madrid, muchas desaparecidas, pero otras muchas esperando que le hagamos una visita para terminar de comprobar lo prolífico que fue nuestro artista: la Ermita de la Virgen del Puerto (destruida durante la Guerra Civil, la que vemos hoy en día es una reconstrucción e 1945)., el Puente de Toledo, portada de la Casa de los Vargas en la Casa de Campo, la portada de la capilla del antiguo Monte de Piedad, la Fuente de las Arpías, de la que sólo se conserva la famosa Mariblanca, actual Iglesia de San José, cuyo convento de San Hermenegildo fue demolido, infinidad de palacios,… y la propia iglesia de San Cayetano donde descansan sus restos.












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