Fitur 2016
Los pasados 20 a 24 de enero tuvo lugar la primera feria de
turismo a nivel internacional, FITUR. Y digo primera, porque cronológicamente
es la primera que se celebra dentro del calendario de cada año; otro cantar es
la posición que ocupa en el ranking internacional, pues ferias como ITB
(Berlín) y WTM (Londres) vienen pisando fuerte y puede que el título de “primera”
vuele a países paradójicamente menos turísticos que España.
No sé nada de economía de mercado, pero mi olfato de viajera y
ciudadana de un país inmerso en la crisis, me dice que si FITUR no va bien, el
país tampoco.
Las cifras que los organizadores dan son halagüeñas: 231.677
asistentes (entre profesionales y público en general) –un 5% más que el
ejercicio anterior-; 164 países o regiones participantes; 9.605 empresas
expositoras –un 2% más que el 2015- y una ocupación de 58.000 metros cuadrados.
No es para tirar cohetes, pero no está
mal. Se va sacando la cabeza.
La percepción que el visitante de "a pie" ha podido llevarse de esta 36º edición ha podido ser bastante optimista (entendiendo por "visitante de a pie" a aquel que no se acerca a FITUR a realizar entrevistas que le puedan proporcionar pingües negocios, sino simplemente a pasar un día agradable, hacer acopio de folletos para sus próximos periplos y, si encarta, tomarse un mojito o bailar una bossa nova.
Nos queda aún mucho recorrido para volver a las cifras de la pre-crisis en que la feria ocupaba diez pabellones y superaba los 80.000 metros cuadrados de ocupación, pero todo se andará y parece que vamos por el buen camino.