Flores (Komodo) (Indonesia - Capítulo V)

Komodo
13 junio 2014

Muy tempranito, a las 07:45 h., os estaban recogiendo para la excursión contratada el día anterior a la Isla de Flores con crucerito a Komodo.

Aquella lanza que veníais rompiendo en favor de la aviación indonesia (hasta ese momento todos vuestros vuelos habían ido como la seda), la pusisteis, con este viaje, un poco en cuarentena.

Llevabais el paquete completo, con transfer a y desde hotel, vuelos, barco, guía, pensión completa y hoteles, por lo que poco podías haber influido en la compañía de aviación elegida: Lion Air.
Komodo

Con algo de retraso subisteis al avión, donde os tendrían esperando otro buen rato, para finalmente pedir todas las disculpas del mundo, pero por problemas técnicos había que cambiar el avión. Volveríais a la terminal y seríais llamados para el nuevo vuelo.

Casualmente, no pudiste evitar el llevarte de recuerdo, un tríptico que había en la bolsa, titulado "Invocation Card" y que contenía una oración en Indonesio y un resumen de la misma en inglés, dirigido específicamente a musulmanes, protestantes, católicos, hinduistas y budistas. La publicación en cuestión, tenía perlas como: "En esta ocasión, rogamos, que tu santo nombre acompañe nuestro viaje. Creemos que nos guardarás y protegerás nuestro avión de cualquier perturbación o daño. Para que toda la tripulación cumpla con sus obligaciones para que podamos llegar a destino a tiempo y sanos y salvos".

Tras dos horas de esperas anuncian la salida del vuelo en, teóricamente, otro avión. Por mantener el orden, por lo menos vosotros, os sentasteis en los asientos que en principio teníais reservados. ¡Sorpresa!, el tríptico  no estaba en la bolsa. Volaríais en el mismo avión, no sé si con los problemas técnicos solventados o no.

Llegamos a Labuhanbajo, población de donde parten todos los barcos que van a Komodo y Rimca e incluso la gente que recorre la isla de Flores por carretera. Por supuesto, con dos horas de retraso. 

Allí no había nadie a recogeros y lo único que teníais era un folleto propagandístico de la excursión. Poco a poco os fuisteis quedando solos en el aeropuerto; ¡solos es un decir! Una decena de buitres pululaba a vuestro alrededor diciendoos que la compañía Alam (con la que habíais contratado) era muy informal, que sabían de mucha gente a la que le habían hecho lo mismo, bla, bla bla. No os quedaba, según ellos, otra opción que aceptar el ofrecimiento de cualquiera de ellos de un barco que os proporcionaría la misma excursión por un "módico precio".

Por supuesto, os resistíais a pensar que habíais perdido el dinero y comenzasteis a hacer un sinfín de llamadas. Unos a otros se iban pasando la pelota, hasta que alguien dijo la palabra mágica "mil perdones, estarán allí en diez minutos". Respirasteis. Aunque los moscones seguían insistiendo en que no iba a aparecer nadie, "si los conoceré yo", te repetían machaconamente una y otra vez.
Mantó

Finalmente, allí estaba vuestro guía, Manto, pidiendo disculpas de todas las formas que sabía. Esto no empezaba con buen pié, pero en fin, ya estabais en marcha.

La distancia al puerto fue corta y allí estaba el barco. Pero aún quedaban cosas por hacer, todo daba a entender que se estaba improvisando a marchas forzadas. Nueva espera al camión que llenaría el depósito de agua del barco. Gente que venía corriendo con bolsas con víveres.

Habíais perdido medio día, pero ya estabais en marcha hacia el Parque Nacional de Komodo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986. Presentación de la tripulación: Kalis, el cocinero; Alimudin, el capitán; y Pandu, el ayudante del capitán.
Flores

La disposición de este barco era algo distinta de la del de Kalimatan. Aquí teníais un pequeño camarote; de hecho solo cabía el colchón de 1,35 m. y la cortina que cerraba y en la cubierta delantera una mesa larga, donde hacíais la vida. Para ir al baño, debíais circundar el barco e ir a la parte de atrás, donde había un inodoro y nada más.

El capitán sugirió que, al haberse perdido tanto tiempo, navegaríais de noche hacia Komodo, para amanecer allí al día siguiente.
Murciélagos (Flores)
Murciélagos (Flores)

Al llegar el anochecer íbamos a contemplar los murciélagos que salían a buscar comida en la oscuridad. "mirad ¿veis allí un murciélago?", "y allí otro", nos decía Mantó y, efectivamente, se veía uno murciélago de vez en cuando, forzando mucho la vista. Os parecía increíble estar esperando para ver una docena de murciélagos.

Diez minutos más tarde, el espectáculo era difícil de creer: miles de murciélagos gigantes tapizaron el cielo entero y sobrevolaban vuestras cabezas de un lado a otro. Procedentes de los manglares, salen al ocaso en busca de frutos silvestres que los alimenten.

Una vez que salisteis de vuestro asombro, el capitán orientó la embarcación hacia la isla de Komodo. La placidez del viaje se fue convirtiendo poco a poco en un infierno. El mar se iba embraveciendo cada vez más; el capitán sugirió que se apagaran todas las luces del barco, pues no veía bien; el ayudante del capitán corría una y otra vez de la parte más delantera de la proa al lado del capitán que llevaba el timón; el mar jugaba con el barco a su antojo; y Mantó, se empeñaba en calmarte, sugiriendo que no pasaba nada, que todo era normal. Te marchaste a la cama, creyendo que debajo de la almohada no te enterarías de nada.

Hoy, después de mes y medio de aquello, las noticias cuentan que ha naufragado un ferry en esas mismas aguas y dos españoles han desaparecido. Entiendes muchas cosas. Estás convencida de que navegabais sin GPS, ni radio, ni instrumento de navegación alguno. Son aguas donde se juntan el Pacífico y el Índico y dejan lugar a pocas bromas.

14 junio 2014

A la mañana siguiente, Mantó, con una sonrisa enorme, te preguntaba por qué estabas tan asustada la noche anterior. "No pasaba absolutamente nada".

Temprano, atracasteis en la isla de Komodo.

Komodo es una pequeña isla de origen volcánico, con sólo dos puntos habitados, un pequeño pueblo de pescadores y el Centro de Recepción de Visitantes, donde llegáis todos los turistas, se pagan las tasas y os asignan un ranger, vestido color caqui y armado con un palo a modo de horquilla, que os acompañará en vuestra aventura de encontrar varanos komodensis -más conocidos como komodos-, especie endémica de las islas de Komodo y Rinca.

La entrada en Komodo te proporcionó la primera decepción del día: la madrugada anterior había jugado España contra Holanda en el Mundial de Brasil y rabiabais por conocer el resultado de la, en ese momento, campeona del mundo y no dudaste en preguntarlo a la entrada al recinto: entre medio risas, os dicen que 1 - 5. ¿Cinco les metió España a los holandeses? preguntas retóricamente; pero para tu sorpresa, tu pregunta tenía respuesta: noooooo, cinco les metió Holanda a España. Eso por ir de sobrados.

Atardecer (Flores)
Mucho habías leído sobre las posibilidades de avistar los lagartos más grandes del mundo en la zona. Que si es más fácil verlos en Rinca que si en Komodo. Pues aunque el número de ellos es bastante menor en Rinca, al estar diseminados en un espacio también más pequeño, era más fácil encontrarte con ellos. Por esos comentarios te decidiste por la excursión que incluía Rinca, aunque era más cara. Aunque al parecer, el komodo es un gran nadador y se desplaza fácilmente de una isla a otra.
Komodo


No hay censos fiables, pero se habla de que en el Parque Nacional puede haber entre cuatro y seis mil ejemplares. Una cantidad nimia, si tenemos en cuenta que es el único sitio del mundo donde viven. Se trata de una especie protegida y su captura está prohibida, pero su hábitat es tan reducido, que cualquier alteración natural o humana pondría en peligro su existencia. Si a esto le añadimos que el ratio de hembras y machos nacidos es de 3,5 machos por cada hembra (se desconoce la causa), esto hace que su capacidad reproductiva sea también escasa.

La historia de los antepasados del komodo actual se remontan a hace ciento cincuenta millones de años; está relacionado con el dinosaurio, aunque no procede de ellos

Pueden medir hasta 3 m. de largo y tener un peso máximo de cien kilos; oyen y ven muy mal y se mueven torpemente; sin embargo, el olfato les advierte de dónde puede haber una presa fácil y apetitosa a kilómetros a la redonda y entonces, inician una carrera que puede alcanzar los 20 km/h o más y mantenerla durante un kilómetro, hasta sorprender a su presa. A este acusado olfato, contribuye su lengua bífida (25 a 32 cms.) que va recogiendo casi constantemente moléculas del espacio, para depositarlas en las fosas olfativas, situadas en el paladar.

En la época en que fuisteis, empezaban los apareamientos. Como muchas otras especies,  los machos luchan por las hembras, con peleas que pueden llegar a ser mortales. Las hembras entierran los huevos en nidos abandonados, que eclosionarán alrededor de septiembre. Aunque el komodo se alimenta de carroña principalmente, es también cazador de cualquier tipo de animal; incluso los bebés de komodo corren peligro, por lo que suelen pasar los dos primeros años de su vida subidos a árboles, para evitar el peligro de los depredadores de su misma especie.
Rinca

En fin el resultado de vuestra visita a la isla de Komodo fue del avistamiento de tres ejemplares, uno de ellos muy grande y en movimiento. Reconócelo, un poco decepcionante, no era lo que esperabas. Llegaste incluso a comentar, que si lo llegabas a saber, te habrías esperado a ir a Faunia en Madrid, pues hacía un par de meses, que el gobierno indonesio había regalado dos ejemplares, dos, al gobierno español.
Rinca

Un poco mohína, dejasteis Komodo y os dirigisteis a Rinca (Rincha lo pronuncian ellos). 

¡Esto era otra cosa! Absolutamente nada que ver con la visita anterior. El procedimiento de entrada es el mismo. Aunque esta vez os asignarían un ranger más que simpático y que se desvivió durante todo el recorrido porque vierais cuantos más varanos, mejor. 

Las fotos que os dejo hablarán mejor que yo, de lo que fue aquello. Grandes, pequeños, juntos, asilados, durmiendo, mirándote fijamente; vimos komodos en todas las posturas. Y por si ello fuera poco, nuestro ranger los achuchaba con el cayado para que reaccionaran enfadados.

Volvías ya con otro sabor de boca.

La excursión incluía también ir a una zona a hacer snorkel. Ahora te arrepientes, pero desististeis de ir.

Os trasladan al hotel reservado en Labuan Bajo. Laprima. Fenomenal, tenéis una habitación mirando al mar, que junto con el masajito con el que os mimasteis allí mismo, os compensaron de muchos de los sinsabores.

15 junio 2014


El vuelo de Lion Air (Wings, que es lo mismo) a Denpasar (Bali) salía a las 15:45; ello os permitiría dar un garbeillo por el pueblo de Labuan Bajo.

Al salir del hotel estaba Mantó. Sorprendidos por lo pronto que era, os dijo que venía a recoger otros clientes, pero era mentira, pues cuando volvisteis del paseo seguía allí. Seguro que tenía intención de acompañarnos al centro por "la voluntad", pero le salió mal.

El hotel está a las afueras y disteis dando un buen paseo hasta lo que se supone era el centro. Pasasteis por supuesto por el puerto, que ya conocíais y entrasteis al mercado local. Tantas cosas desconocidas: especias, tipos de pescado, frutas. Era pequeño y se vio rápido, afortunadamente, pues el olor era un poco repulsivo. En la puerta pollitos de colores, que de pequeña te entusiasmaban, ahora te dan algo de pena.

No había empezado con buen pie este tramo del viaje:

*  El percance con el vuelo, con pérdida de dos horas.
*  La espera en el aeropuerto a quien debía recogernos de la Compañía Alam, otras dos horas.
*  El barco no estaba preparado a nuestra llegada. Más espera.
*  De los tres días/dos noches que ofrecía el "amazing Komodo tour", se quedaron en un día y medio.
*  La comida no estaba mal, pero nada que ver con la que os preparaban en el barco de Tajun Puting
*  El susto durante la movidita noche fue considerable.
*  Mantó, sin ser un mal guía, le faltaba el tacto de saber cuando el cliente necesita tener su espacio y su intimidad (cosa que Ares, en Tajung Puting conseguía cono pocos), estaba continuamente revoloteando alrededor, a pesar de las sutiles señales que le mandabais cuando queríais estar solos.

En fin, llegasteis al aeropuerto y para completar el círculo, dos horas de retraso en el vuelo.


























Labuan Bajo




Mercado Labuan Bajo

Labuan Bajo



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