Córdoba Sultana

1, 2, 3 y 4 de noviembre de 2012

Retrato de mujer (Julio Romero de Torres)

Un patio florido, recién regado, de níveas paredes acabaditas de enjalbegar, de las que cuelgan macetas cuajadas de flores de todos colores, semejando la paleta de un pintor : gitanillas y claveles; geranios y violetas; siemprevivas y nomeolvides; en la esquina del patio, el aroma del azahar de un naranjo compite con el de la albahaca y la yerbabuena. Una puerta abierta y una ventana de artísticas rejas, por la que asoman dos visillitos con mimado encaje y en su alfeizar, un minino a la fresca, dormita tranquilo. En el centro, una mesa redonda, de madera color verde esmeralda, con flores pintadas a mano  y cinco sillas, a juego, con asiento de enea; ¡ah, olvidaba! en el suelo, un botijo que rezuma agüita fresca.

Patio cordobés
Puede que sean las ocho de la tarde; es verano, el cielo empieza a mostrar su insultante irisdicencia y el sol va dando una tregua, huyendo hacia patios de otros continentes.

Una guitarra, en una silla, en sitio preferencial, aguarda su turno de ser templada y rasgueada por hábiles manos; de otra, con aparente desaliño, cuelga un mantón de seda de Manila, primorosamente bordado; y en la tercera, una hembra de raza aguarda, no se sabe el qué; quizá un guitarrista y una garganta que por soleá le arranque un baile que el cuerpo le pide a voces. Talle juncal; falda rociera macando curvas y camisa blanca de percal, con un hombro al descubierto; un "roete" de pelo muy negro, del que prenden dos claveles reventones color carmesí, enmarcan  una cara agitanada de grandes ojos azabache, que parecen extraídos de un Romero de Torres, mira ausente, sin mirar nada,... y espera.

Dejo al libre albedrío de mi lector la trama que complete este escenario; lo que aseguro, es que no habrá dudado, en momento alguno, que está situado en Córdoba. Pocos sitios en el mundo habrá de los que la descripción de algo tan entrañable y a la vez tan sencillo, como el patio de una casa, sea capaz de evocar, sin temor a equivocación, su emplazamiento. En Córdoba el culto al patio no tiene parangón en el mundo entero; de hecho, durante la primera quincena de mayo, se organiza el Festival de patios, donde los más granados compiten por los primeros premios que el Ayuntamiento otorga.

Almodóvar del Río

La fiesta de Todos los Santos cayó en jueves, por lo que teníamos cuatro días por delante y un regalo del amigo invisible de una noche en hotel rural que estaba por caducar: Córdoba fue el sitio elegido.

La primera noche, en Almodóvar del Río, a 25 kms. de Córdoba capital. Se trata de un pueblo que ni fu ni fa. Pero tiene un castillo precioso con mucha historia y el Guadalquivir que le rodea. Cuenta la leyenda que el Príncipe Fath partió a defender la Taifa de Córdoba y murió en la batalla; su fiel y amada esposa, la princesa Zaida es apresada y encerrada en la torre del castillo, hasta que muere de pena en él. Desde aquel año de 1091, cada 28 de marzo, su espíritu recorre las estancias palaciegas. Cada 28 de marzo también, el pueblo recrea y escenifica esta historia moruna. Creamos su historia de la que tan orgullosos están los lugareños o no, lo que si es cierto es que el castillo ha tenido regios propietarios: Al'del Malik, Abderramán I, Fernando III, Alfonso XI "el justiciero", Pedro I "el cruel" Enrique II de Trastámara y un gran número de poderosos aristócratas,  por los que fue pasando la propiedad del castillo, hasta nuestros días.

Mezquita/Catedral de Córdoba de noche
Las dos siguientes noches, reservado el "hotel secreto". Ofertas de esas que ofrecen los buscadores de la red, mediante los que se puede reservar hoteles de cuatro estrellas a precios más que buenos, a condición de que se desconozca el hotel de que se trata hasta realizado el pago. Un acierto: Hotel Hesperia, muy correcto en todos los sentidos, pero con un emplazamiento difícil de igualar. Llegar a la habitación, abrir las cortinas del ventanal, adivinar el Guadalquivir, pues era ya noche cerrada, y a continuación, la majestuosidad de la catedral de Córdoba totalmente iluminada; es una imagen grabada a fuego en la mente.


Mezquita/Catedral de Córdoba de día

Ya de día, el espectáculo sigue siendo el mismo, pero con traje diurno. La semana anterior habían sido días de intensas lluvias que provocaron inusuales crecidas del río: en una caseta de un antiguo molino utilizado actualmente para exposiciones, llegaba el agua hasta su primer piso; por las arcadas del puente romano, apenas un metro escaso de claridad hasta el techo; por no hablar del paseo por la ribera, que había que imaginarlo.


Torre de Calahorra (Córdoba)

Nuestra visita empezaría antes de cruzar el río; la Torre de la Calahorra. Construida a mediados del siglo XII, formaba parte del cinturón defensivo de Córdoba. La primera referencia escrita que se tiene de ella es que al rey Fernando III de Castilla la torre le impidió el paso por el puente, en su intento de conquistar la ciudad en el siglo XIII, y en el XIV fue testigo también de la encarnizada lucha entre los hermanastros Pedro y Enrique, que llevaría al trono a Enrique II de Trastámara. Ya en la Edad Moderna, pasaría a tener otros usos como cuartel o escuela de niñas. En 1931, sería proclamada Monumento Histórico Artístico.

Hoy en día, alberga el Museo Vivo de Al-Andalus, cuya visita recomiendo muchísimo al lector, pues además de las increíbles vistas de las que se goza de la Córdoba histórica, las ocho salas que componen el museo son un recorrido por la vida y cultura andalusí durante los ocho siglos que pervivieron en la península, ejemplo de tolerancia, pues en ella convivieron árabes, judios y cristianos.


Puerta del Puente (Córdoba)

La entrada al museo cuesta 4 euros e incluye unos auriculares inalámbricos que complementan oralmente la recreación de las exposiciones: figuras a tamaño natural de Averroes, Maimónides o Alfonso X "el Sabio"; reproducción de utensilios utilizados en la cirujía de los siglos X y XI; cartografía, brújulas, astrolabio; una enorme maqueta con la reproduccion de la Alhambra de Granada, con todo lujo de detalles, donde la luz y el sonido hacen resaltar los encantos del palacio nazarí; una segunda maqueta muestra la mezquita aljama de Córdoba recreando su momento de mayor esplendor. La última de sus salas reproduce  la Córdoba del siglo X: las casas, las iglesias mozárabes a extramuros, la sinagoga, el zoco, los baños, la mezquita,... Opcionalmente, el museo ofrece una proyección de diapositivas, cercana a la hora de duración en la que narra la evolución hunama.


Ahora, dispongámonos a cruzar el río por el puente romano, de la época del emperador Augusto, aunque de aquella época no quede nada más que los cimientos. A mitad del puente la imagen del arcángel San Rafael, muy venerado por los cordobeses y al que acuden a encender velas y pedirle favores. Al finalizar el puente se encuentra la Puerta del Puente, diseñada por Juan Herrera en el siglo XVI y sustituta de otra original procedente de la dominación romana.


Puente Romano (Córdoba)

Antes de meteros de lleno en la Córdoba medieval, os recomiendo que tiréis a la izquierda por la ribera del río y visitéis el Molino de la Albolafia, cuya noria servía para conducir el agua al palacio de los emires (no se trata del original, pues la reina Isabel la Católica ordenó desmontarlo por el enorme ruido que hacía); cuanto menos, curioso.

Y llegamos a la joya de la corona, la Mezquita, que gracias a Dios, a Alá o quien quiera que desde el más allá la libró de ser derruìda con la entrada de nuevas creencias.

Informaros sobre las distintas visitas turísticas que se pueden hacer a la Mezquita. Aunque al ser hoy la Catedral de Córdoba, su entrada es gratis durante las horas de culto, es mejor siempre apuntarse a alguna de las visitas guiadas, versión diurna o nocturna, pues de otra forma, os perdéis las explicaciones e historia que son de vital importancia para comprender no solo la catedral de hoy, sino la mezquita de ayer. Los precios son  de 8 las diurnas y 18 las nocturnas.


Mezquita de día (Córdoba)



Al no ser ésta nustra primera visita a Córdoba, optamos por la nocturna, que si ya es un placer contemplarla con luz normal, hacer el recorrido con juego de luces, sonido y proyecciones, le otorgan un halo añadido de misterio y encanto. La visita empieza por una proyección alusiva a la historia del monumento en el Patio de los Naranjos, para ir recorriendo cada una de sus estancias: las naves de Abderramán I, la ampliación de Abderramán II, el coro, el crucero, la Capilla Mayor, las naves de Almanzor, la Parroquia del Sagrario; la ampliación de Alhakem II, distintas capillas y el Mihrab.


Mezquita de noche (Córdoba)

Los orígenes de la Catedral de Córdoba han sido varios, aunque el uso de todos ellos siempre haya sido el mismo: orar y dar gracias al Ser Supremo, llámese Alá o Dios. Sobre la basílica cristiana de San Vicente, de época visigoda, fue construida la Mezquita en el año 785, constituyendo el santuario más importante del Islam Occidental. Tres ampliaciones posteriores la convertirían en la mezquita por excelencia de todo el Islam, sustituyendo referencialmente a la de Damasco (la componían 1.013 columnas, de las que se conservan 856). Con la reconquista de Córdoba por parte de Fernando III el Santo, en 1236, se realiza la "purificación de la Mezquita para convertirla en un recinto sagrado y se celebra la primera Eucaristía. Casi dos siglos después comenzaría la reconversión alquitectónica del edificio: construcción de la Capilla Mayor, el Crucero y el Coro integrando las estructuras califales en la obra gótica.

Tortilla patatas Casa Santos (Córdoba)

Calle de las Flores (Córdoba)

Es hora de pasear, incluso de tomar un aperitivo en alguno de los muchos bares que jalonan las inmediaciones de la Mezquita (especial mención merece la tortilla de patatas de Casa Santos en Magistral González Francés 3, frente a la Mezquita. Siempre lleno, pero se puede pasar comprar el pincho de tortilla y la bebida y degustarlo sentado en un muro bajito que hay enfrente). Los alrededores de la Catedral hay que patearlos, pero hitos imprescindibles son: la Calleja del Pañuleo, Martínez Rücker, la Calle de la Encarnación y la de las Flores     -una de las más fotografiadas-.


Puerta del Perdón (Mezquita de Córdoba)

Campanario Catedral Córdoba

La visita no puede prescidir de un recorrido alrededor de todo el perímetro de la muralla almenada que cirdunda la Catedral/Mezquita: en el lado Norte, donde se alza la torre campanario, se ubican la Puerta del Perdón -donde el Cabildo perdonaba las deudas en días señalados-; la Puerta del Caño Gordo, donde se venera la Virgen de los Faroles -no dejar de verla por la noche-. En su cara occidental, el Postigo de la Leche -donde dejaban los niños expósitos-, la Puertas de San Miguel y el Postigo de Palacio; por la fachada oriental, las dos puertas que dan al Patio de los Naranjos, antiguo patio de abluciones durante su periodo islámico y en el que los naranjos sustituyeron a las antiguas palmeras; en el centro, el "aljibe de Almanzor". Y el campanario, otrora alminar de la Mezquita y recomiendo subir al mismo, para disfutar de unas maravillosas vistas de la ciudad.


Alminar Mezquita o Campanario Catedral (de noche)












Otros edificios en los aledaños de la Catedral, que merecen una visita, son el Palacio Episcopal, en la calle Torrijos; edificación muy reformada en el siglo XVI, pues anteriormente había sido residencia de los gobernadores visigodos y alcázar de los califas. Actualmente alberga el Museo Diocesano de Bellas Artes.

Junto al Palacio Episcopal, varias edificaciones antiguas  conforman actualmente el Palacio de Congresos y Exposiciones; destacando la portada del antiguo Hospital de San Sebastián, conocida como Portada de San Jacinto, bella muestra del gótico.. No dejéis de visitar el patio claustrado de su interior.

Baños Califales, en la plaza de entrada al Alcázar (resulta complicado dar con ellos, pues la entrada se hace desde un edificio que aparentemente poco tiene que ver con ellos, pero es que estuvieron soterrados hasta el siglo XX). Constan de pórtico, vestuario y salas de agua fría, caliente y templada.


Alcázar de los Reyes Cristianos (Córdoba)

Alcázar de los Reyes Cristianos, mandado construir por Alfonso XI el Justiciero, en 1328 y ampliado por orden de los Reyes Católicos, que vivieron aquí durante las operaciones militares que culminarían con la reconquista de Granada. Bajo estos techos nacieron dos de sus hijos y se entrevistaron con Cristóbal Colón sobre la aventura que le llevaría al descubrimiento de América. El conjunto está dispuesto en planta baja con los patios y los jardines del Alcázar; una primera planta con los salones y una segunda, con las torres y la muralla. En el interior, se exhiben valiosos ejemplares como un sarcófago romano de siglo III y una importante colección de  mosaicos. De la entrada al recinto, aunque han desaparecido muchas de sus puertas, se conservan la de Sevilla y la de Almodóvar
Maimónides (Córdoba)


A través de la Puerta de Almodóvar nos adentramos en el barrio de la Judería, auténtico laberinto de retorcidas callejuelas. En él, merece la pena visitar la Sinagoga, una de las tres que han llegado a nuestros días en toda la península. Construida en 1314, fue templo hebreo hasta la expulsión de los judíos en 1492; posterior hospital de hidrófobos y para pasar a convertirse en la capilla del gremio de los zapateros, dedicada a San Crispín, su patrono.

Siguiendo por la calle Judíos, muy cerca de la Sinagoga, se encuentra el Zoco, enclavado en un patio, hoy con tiendas de artesanía. Junto a él, la Casa Andalusí, ejemplo de casa hispano-musulmana. Al final de la calle, en la Plaza Tiberiades, se alza el monumento a Maimónides, célebre filósofo y médico cordobés de origen judío. En las cercanías, el Museo Taurino (para aquel que le interese), la Capilla de San Bartolomé y la Casa del Indiano de estilo mudéjar.


Averroes (Córdoba)

Murallas, aunque levantadas en el siglo pasado, son una recreación de lo que fue la  que circundaba la Medina; se encuentran en la calle Cairuan, en el barrio judio y es un agradabilísimo paseo entre canales, albercas y estatuas de los cordobeses  más insignies: Averroes, Maimonides, Séneca,...

Estos son los alrededores de la Mezquita, pero hay otra Córdoba que constituye el centro de la ciudad comercial y del que propongo el siguiente itinerario:

Iniciamos el recorrido en la Plaza de las Tendillas, corazón de la ciudad. Amplia plaza con el monumento a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, cordobés nacido en la cercana Montilla y destacado militar de la reconquista cristiana. Como dato curioso, la cabeza reproduce la del mítico torero Lagartijo.

Siguiendo la calle de Gondomar y la Avenida del Gran Capitán, dos de las calles más comerciales de Córdoba, se llega a la iglesia de San Nicolás, con una preciosa torre del siglo XV. Un poco más adelante, la Colegiata de San Hipólito, fundada para conmemorar la batalla del Salado, en la que Alfonso XI de Castilla derrotó al Sultán de Marruecos. En el coro se encuentran los sepulcros de Alfonso XI y de Fernando IV. Por la calle Góngora se llega a la Iglesia de San Miguel, con un magnífico rosetón y una una puerta de influencia califal. Bajando por la calle María Cristina hasta Claudio Marcelo alcanzamos el Templo Romano, con columnas muy recostruidas, pero que conformaban el gran templo destinado al culto del emperador.

El Cristo de los Faroles (Córdoba)


Tras recorrer Capitulares y después Alfaros, calle que antiguamente dividía la ciudad entre la parte alta y la baja, se descubre un rincón de especial encanto, la Cuesta de Bailío. Cruzando el estrecho callejón que nos lleva a la plaza de Capuchinos, nos encontramos uno de los rincones más fotografiados de toda la ciudad y es que en él se encuentra el Cristo de los Faroles. En la plaza, el Convento de los Capuchinos, el antiguo Hospital de San Jacinto para enfermos incurables y la iglesia de los Dolores, cuya imagen es muy venerada por los cordobeses.


Palacio Diputación Provincial (Córdoba)

Torre de la Malmuerta (Córdoba)

La plaza de Colón nos conduce al Palacio de la Diputación Provincial, antiguo convento de La Merced, fundado por el mismísimo San Fernando en presencia de San Pedro Nolasco. La mejor muestra del barroco de la ciudad, de la que llama la atención su colorida fachada. En el lado opuesto de la plaza, destaca la Torre de la Malmuerta, mandada a construir por Enrique III de Castilla y que formó parte de la muralla que defendía Córdoba. Su nombre se refiere a una leyenda popular que cuenta que un caballero mató a su mujer culpándola de adulterio injustamente; al reparar en su error, pidió perdón al rey, quien le castigó a levantar la torre en recuerdo de la dama.

Del Ayuntamiento a la zona más oriental, nos queda unos cuantos iconos que hay que visitar.


Plaza de la Corredera (Córdoba)

Se puede empezar el recorrido en la Plaza de la Corredera, construida en el siglo XVII sobre lo que fuera otra plaza anterior. Tiene la particularidad de ser una plaza al estilo de las de las poblaciones castellanas, caso único en Andalucía. Se construyó para realizar en ella, corridas de toros, fiestas, incluso ejecuciones. Hoy, sus soportales, además de variado comercio y bares, alberga locales con piezas de mercadillo y en ella se celebran conciertos al aire libre. Conserva casas de fechas anteriores como las "Casas de Doña María Jacinta".



Si al visitante le coincide con hora de comer o cenar, me atrevería a recomendarle un restaurante en el que se come con las tres B (bueno, bonito y barato): Taberna Juramento, en la calle Juramento 6 (a espaldas de la Plaza de la Corredera). No os podéis perder sus patatas bravas y sus croquetas de espinacas y piñones.


Plaza del Potro (Córdoba)

Por la calle Sánchez Peña y su continuación, Armas, llegamos a un plaza emblemática en Córdoba, la del Potro. Viene su nombre de la fuente que hay en el centro instalada en el siglo XVI, coronada por un potro con el escudo de la ciudad. Son muchos los tesoros que esta plaza esconde: la mítica Posada del Potro, inmortalizada por Miguel de Cervantes en dos de sus obras, El Quijote y Rinconete y Cortadillo (no en balde el Manco de Lepanto vivió en las cercanías de la plaza); al otro lado, el Hospital de la Caridad, hoy sede del Museo de Julio Romero de Torres (museo/vivienda con cuadros y pertenencias del pintor cordobés) y del Museo de Bellas Artes.

Subiendo por la calle de San Fernando, conocida popularmente como Calle Feria, nos encontramos con la Iglesia de San Francisco, que en su día formó parte del Convento de San Pedro el Real, fundado por Fernando III, el Santo.

Me dejo, no cabe duda, muchas cosas en el tintero: el museo Arqueológico, el Palacio de Viana y varias iglesias de épocas mozárabes y posteriores a la reconquista, que para recorrer en su totalidad serían necesarios algo más de los cuatro días de que disponíamos.


Medina Azahara (Córdoba)
 No quisiera terminar esta guía, sin recomendar una visita a Medina Azahara, ciudad-palacio mandada a construir por el primer Califa de al-Andalus, Abderramán III, en honor a su favorita Al Zahara, en el año 940 para ser sede del gobierno y residencia real.

Desgraciadamente, siete décadas después, la guerra civil que llevó al final del Califato y trajo los reinos de Taifas, provocó que fuera saqueada y sitiada. Y una vez reconquistada, columnas, sillares y capiteles fueron utilizados para la construcción de las iglesias cristianas. En 1910 se emprendió una gran obra de excavaciones arqueológicas y restauración y hoy se puede contemplar la belleza del lugar y la riqueza decorativa del conjunto arquitectónico.





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