El océano se traga una isla y el asesinato de Mr. Monroe

A nuestra redacción ha llegado un material gráfico que da algo de luz al esclarecimiento de la brutal noticia con la nos sorprendieron todos los medios el 30 de diciembre pasado: el océano, en una noche y tras una tremenda explosión, se traga literalmente una isla del Océano Atlántico, habitada por un excéntrico millonario.

Desde entonces brigadas de investigación no han cejado en su empeño por encontrar algún indicio que ayudara a desentrañar lo que pudo producir tan sorprendente suceso. Hace un par de días, un equipo de buzos especializados han descubierto lo que al parecer eran los vídeos que los sistemas de seguridad de la residencia grabaron hasta el último segundo anterior al cataclismo. Y esta es la historia, que ahora, en rigurosa primicia, traemos a su conocimiento.

En la ahora famosa isla vivía Mr. Monroe (aunque al parecer era una nombre ficticio y hasta la fecha se desconoce su verdadera identidad), multimillonario, excéntrico, dueño de una de las mayores fortunas del mundo y que lleva encabezando la lista Forbes desde hace algunas décadas. Poco más se sabe de esta enigmática figura.

El otoño pasado nos sorprendió a todos un anuncio que aparecía en toda la prensa, mediante el que Mr. Monroe solicitaba candidatos para cubrir el puesto de mayordomo/hombre de confianza, que además, a su muerte, heredaría toda su inmensa fortuna. El día de autos, al parecer, era la elección definitiva de entre los once candidatos que habían superado las duras pruebas a las que había sido sometidos.

Estos eran los candidatos seleccionados:



Miranda White



Magdeleine von Schwarz



Isabel Grey

Remiel Jeune

Steven Francis Brown

Edwin Jeune


Ana Patricia Gorría


Leonor Pórpora





















Pierre Reynald Bleu










Carla Pinkerton-Hastings













Archibald Green
 Miranda White, una niña de papá, educada en Harvard, trabajaba en una de las empresas del Holding de Mr. Monroe, pensaba que no le sería difícil conseguir el puesto, aunque no tuviese mucha experiencia en ese tipo de trabajos.

Magdeleine Schwarz, de 68 años, Argentina, había trabajado durante años para Josef Mengele, amigo íntimo de Mr. Monroe, hasta que hacía poco había fallecido, dejando a Magdeleine sin trabajo. Mengele había huido a Argentina tras la II Guerra Mundial, con una nueva identidad. Al parecer se dedicaba a hacer experimentos con humanos y se piensa que Mr. Monroe colaboraba en ellos también.

Remiel Jeune, 30 años, francés, toda su experiencia laboral había sido servir a un anciano y despótico ricachón parisino, pero a pesar de todo decidió intentar conseguir el puesto.

Isabel Grey, 65 años, de origen humilde, pero con muchas penalidades tuvo acceso a una buena educación y trabajó para el Barón escocés Baltimore McKendrick, hasta que falleció hace unos meses.

Edwin Orange, 30 años, inglés, sirvió durante diez años a los Koenkamp, terratenientes sudafricanos, hasta que la llegada del Apartheid, hizo que la familia fuera a la ruiza y él se quedara sin trabajo. El trabajo no le atraía mucho, pero las perspectivas del puesto eran atrayente.

Steven Francis Brown, 57 años, al parecer era un agente del FBI. Este organismo había aprovechado la oportunidad del anuncio para infiltrarse entre los candidatos e investigar la vida de Mr. Monroe, no tanto por su fortuna, adquirida de una forma más que sospechosa, sino por los rumores mas que ciertos, de posibles ensayos biológicos con seres humanos.  

Ana Patricia Gorría, argentina, 43 años. Según parece está siendo buscada por la policía de su país por robo. Su jefe, el Sr. Hinojosa, un poderoso empresario ganadero de la Pampa, sospechaba ya de sus no claras estratagemas con las finanzas del negocio, le puso una trampa y cayó. Ahora se encontraba en paradero desconocido, hasta que se ha sabido que también era una aspirante al puesto de mayordomo de Mr Monroe.

Leonor Pórpora, según ha podido averiguar la policía de investigación tenía cierta relación con la familia Binalli, enemistasdos desde hace tiempo con Mr. Nonroe, por deudas no saldadas. No se sabe nada más de su vida. Al parecer es el único que aparéntemente podría tener méritos para conseguir el puesto de este extraño casting.

Pierre Reynald Bleu, 50 años; aunque de sangre árabe debido a una rocambolesca relación entre un militar destinado en Argelia y la bella hija de un jefe árabe; relación que costó la vida al padre y la imposición de pertenecer al servicio del jeque mientras viviese; lo que debió de parecer demasiado tiempo a Pierre.

Archibald Green. Apellido que adoptaría su familia tras las Segunda Guerra Mundial, originariamente eran Grikowsky, judíos polacos que sobrevivieron a la cámara de gas y que juraron venganza contra los responsables del genocidio. Parece ser que Mr. Monroe y Mangele intervinieron muy activamente en los Comités ejecutores de la Gestapo.

En el momento de la explosión, junto a los once candidatos, se encontraban otros personajes en la residencia; uno de ellos el amo de llaves, que hasta ahora era la única persona de servicio a las órdenes de Mr. Monroe y cuatro niños, cuya procedencia se ignora totalmente. Ah... y un perro.


Patty

Mr. Rottenmeyer

 

 
Zipi



r
Charly & Zipi
Woody



Zape










 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Pero no terminan aquí los enigmas del caso. Aquella noche del 30 de diciembre, previa al día en que comunicarían quién sería el afortunado elegido, los candidatos vagaban por la casa nerviosos, manteniendo triviales conversaciones entre ellos; pero, en un momento determinado, alguien descubre el cadáver de Mr. Monroe con un tiro en la cabeza. Todo el mundo recela del que tiene al lado; todos tenían buenos motivos para acabar con la vida del millonario.

Cuando una voz en off, la de Mr. Monroe resuena en toda la habitación, advirtiendo a todos de que si están oyendo la grabación es porque está muerto y a partir de entonces todos participarían de un juego: tendrían que averiguar quién había terminado con su vida; si lo descubrían, el ejecutor del asesinato sería el heredero de la fortuna; de lo contrario, a las 12 de la noche, la isla saldría volando por los aires.

Pero no es esto solo lo sorprendente, las grabaciones evidencian que no se sabe aún bien porqué motivo, todo aquel que entraba en una de las habitaciones contiguas al salón salía como enajenado,... poseído. Al parecer, al final de la noche se debió hacer una votación con un sofisticado sistema 6G, que no debió dar el resultado apetecido, a juzgar por el resultado final.

Así ocurrió y así se lo contamos.


Nota: Se advierte de que el siguiente material gráfico puede herir la sensibilidad del expectador.


























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