Suiza (Capítulo IV)

ZURICH

Ventaja de los trenes: llegas, nomalmente en punto con la hora programada, a unos edificios normalmente bonitos y de época y lo que es mejor, de sopetón en el centro de las ciudades.

Zurich
Una vez localizado el hotel en el mapa -muy dowtown él-, dando un paseo hasta allí. Alojamiento, más que flojito y muchísimo más que caro (de hecho el más caro de todo el viaje); pero Suiza es así, cara, muy cara,... no, extremadamente cara.

Zurich
Chispea en Zurich, pero no nos frena de dar una vuelta por los alrededores y reconocer que es bonito, a pesar de lo caro, a pesar del mal hotel, a pesar de los gris por la lluvia; es bonito.



Sábado 25 de agosto

Zurich
Estamos en pleno centro histórico. Déjate llevar por donde el instinto te dicte, por este recinto peatonal de la vieja ciudad con casi 2.000 años de historia, con bares, tiendas, restaurantes,... Desde el Puente Münster y desde casi toda la ciudad, se localiza rápidamente la Gran Catedral, pues linda con el río Limmat. Es la mayor catedral (pues para ser la que más, tiene dos) y es su símbolo. De estilo románico y mandada a construir nada menos que por Carlo Magno. Sus dos torres gemelas, su cripta (parece ser la más grande Suiza) y un claustro románico, son sus estandartes.

Edificio Ópera (Zurich)
Desde el lado del río oriental, en el que nos encontramos y caminando por el Limmatquai, que luego cambia su nombre por Utoquai, se puede visitar el Museo de Bellas Artes, con importantes colecciones de pintura y escultura, en la plaza Heim. Volvemos a Utoquai y sobresale, el edificio de la Opera. Un poco m´s adelante, ya cuando el río pierde su nombre y se convierte en el Lago de Zuric, el Jardín Chino y el Cuerno de zurich, zona con unas espectaculares vistas , con restaurantes y un cine al aire libre.

Zurich
Crucemos por Quaibrücke, a la orilla occidental del Limmat, aunque estemos ya de hecho en el lago. A la derecha, la Fraumünster, segunda catedral que forma parte de una abadía auspiciada por mujeres de la aristocracia. Fue fundada en 853 por Luis el Germánico (nieto de Carlomagno). De gran valor, sus vidrieras de Marc Chagall. Un poco más allá, la Iglesia de San Pedro, con su gran reloj de 8,7 m).

Zurich
Ginebra
No deje de pasear, y si se atreve, a hacer compras (yo, por si acaso, no me acercaba mucho a los escaparates por si cobraban), por la Milla de Oro de Zurich, la Bahnhofstrasse (la primera más cara en alquileres de locales de Europa y la tercera del mundo); Bulgari, Cartier, Dior, Channel, Luis Vuitton, Tiffany;... todo el que se precie, debe estar aquí.

Patee, patee mucho y en cada esquina encontrará algo que llame su atención. La Paradeplatz, con galerías de arte, bancos y tiendas de lujo, la calle Augustinerg, una estrecha callecita con un encanto especial, plagada rstaurantes y cafés. Cuando se termine de disfutar, vale la pena dar un paseo por Mythenquay y, por qué no, dar un paseo por alguno de los barcos que recorren el lago.

A las 17 h. salía nuestro tren para Ginebra, desde donde volaríamos de vuelta a Madrid.

GINEBRA

Tres horitas y en Ginebra. El hotel muy bien (en el capítulo último, econtrará el lector una reseña de los hoteles y precios).

Llevaba conmigo una pequeña prevención de "Ginebra no vale nada", pues no señor, a mí me ha gustado.

Añadir leyenda
Es difícil orientarse en esta ciudad o a mí me lo pareció. Nos perdimos múltiples veces.

A las espaldas de nuestro hotel, salimos directamente al Ródano y cruzar por cualquiera de los muchos puentes que te llevan a la orilla izquierda del río. Esta ya anocheciendo y la vista del lago Léman con su majestuoso chorro, son impresionantes.

Ginebra
Ginebra
Descubrimos un restaurancito, pequeño, típico suizo, donde cenamos de maravilla y ¡en español! Una camarera que había venido a España de beca Erasmus, hablaba español como usted y como yo; pero no contenta con eso, había otras dos compañeras suyas, que también hablaban español porque les había enseñado la primera. Y que los españoles sigamos estudiando inglés, a distancia, desde la tumba, es algo que no entenderé nunca.

Domingo, 26 de agosto

Disponemos de unas cuantas horas para conocer un poco la ciudad. Derechos al Lago Léman (¿porqué nosotros le llamamos Lemán?) En la esquinita del jardín inglés, un trenecito turístico. ¡Buena idea! Descansados, aprovechamos el tiempo y nos cuentan algo de su historia.
Sede ONU y el Montblanc
Ginebra
El Jardín Inglés, remanso de paz al lado del lago y muy popular entre los ginebrinos, del que no hay que dejar de ver su reloj floral, con más de 60.000 plantas, creado en 1955 como homenaje a la industria relojera suiza. El trenecito discurre a lo largo de Quai Gustave-Ador.  El Jet d'Eau, verdadero emblema de la ciudad que lanza su chorro de 5 millones de litros por segundo a 140 m. de altura y la pequeña playa artificial son los atractivos de esta orilla del Ródano.

Subiendo hacia el centro histórico (otra cosa no tendrá, pero cuestas todas las del mundo) y llegando a la Catedral, otro trenecito, ahora para ver el casco antiguo.

Ginebra
Estrechitas calles, adoquinadas, verdaderamente pintorescas. Destaca la Catedral de San Pedro, en lo alto de la colina. Un ambicioso trabajo de arqueología ha descubierto y siguen haciéndolo, vestigios de construcciones anteriores de hasta el siglo IV. Se puede subir a su campanario; la iglesia de La Madeleine, el Ayuntamiento y el Colegio Calvino. La rue de Rive, con muchísimas tiendas -aunque es domingo y está todo cerrado- debe ser una bulliciosa arteria en días laborables; atraviesa el centro de un lado a otro.

Se me han quedado muchas cosas en el tintero. Me hubiera gustado visitar la sede de la ONU  y ver su "Silla rota" (gran escultura de madera como denuncia a las minas antipersonas) o la de la Alianza de Civilizaciones, con su famosa cúpula de 20 millones de euros, regalada por nuestro "espléndido" Zapatero.

¡Se acabó! Mañana a trabajar.

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