Dublín (Irlanda)

Puertas típicas de Dublín
Treinta son los años que hemos cumplido de casados este 2012 ("bodas de perla", creo que son) y, a inusitada sugerencia de mi maridín, el lugar para celebrarlo ha sido Dublín. La isla verde siempre ha estado en la recámara de mis planes viajeros, pero recorrer esta esmeralda del Atlántico, indudablemente requería algo más que los tres días de que disponíamos, por lo que, ¿por qué no?, nos conformamos con visitar su capital. De momento.






Lo primero que me ha sorprendido de la ciudad es su gente; su alegría; su vida social; sus ganas de divertirse tras una jornada laboral. A no ser por esas caritas tan pálidas (que dan ganas de meterles un bocata de jamón en vena) y esas melenas pelirrojas, hubiera jurado que me había equivocado y nos encontrábamos en alguna isla mediterránea (con 20º menos, claro).


Y otra cosa que me ha encantado son los desayunos irlandeses. Empezar una jornada dura, de arduo trabajo turístico, tras un par de huevos a la plancha, acompañados de bacon, jamón de York, queso, salchichón -incluso judías-; bollitos recién horneados; fruta y zumos para todos los gustos; etc., etc., con un humeante café con leche, resulta harto fácil.


22 de junio


Hemos estrenado Iberia Express, la nueva compañía lowcost que Iberia ha creado para no quedarse atrás en la guerra de tarifas que las nuevas empresas emergentes están librando. En cuanto a precios, mucho me temo que tendrán que "ponerse las pilas" si quieren competir con Ryanair y otras: 140 euros billete no me parece ninguna bicoca. El servicio, bueno como siempre en Iberia, aunque te cobran la Coca Cola y me da la sensación de que han metido a presión unas cuantas filas de más.


Llegamos al aeropuerto de Dublín sobre las 7 de la tarde. Está muy bien conectado con el centro de la ciudad: tiene autobuses locales, que con múltiples paradas y un precio muy módico te permiten estar en el downtown en una hora aproximadamente. Pero también se puede optar por autocares cómodos, con zonas habilitadas para maletas, que hacen varios recorridos y pasan por la mayoría de los hoteles de la ciudad y en media hora o menos estás en el centro. Optamos por Aircoach que pasaba muy cerquita de nuestro alojamiento y que nos costó 17 euros ida y vuelta.


Duendecillo irlandés que hizo que
encontrara mi cámara
Y ahora un homenaje a esta compañía. Al bajar del autocar, me dejé olvidada una cámara de fotos y cuando me di cuenta ya había arrancado. Busqué por internet una dirección electrónica a la cual poder dirigirme y eso hice a una genérica de Info@......  El lunes por la mañana me contestaron que no les habían entregado la cámara, pero que mantendrían mi contacto por si acaso aparecía; por la tarde, esperando en la cola para facturar el vuelo de vuelta: ¡Bingo! un correo diciéndome que la habían encontrado y que llamara al teléfono que me proporcionaban. Dos personas desde la oficina me la acercaron al aeropuerto. ¡olé!, ¡olé!, ¡olé! Lo siento, pero no soy capaz de imaginarme la misma escena en España. ¿Será verdad que Spain is diferente y, por ende, los españoles también?


Leeson Bridge Guest House











Vista desde la ventana del hotel










En Dublín es caro el alojamiento, pero a través de la página web de Trip Advisor di con una Guest House con muy buenos comentarios: Leeson Bridge Guesthouse. Una bonita casa victoriana, de altos techos y lámparas dieciochescas. Habitación estándar 98 euros, abundantíiiiiiiiiiiisimo desayuno incluido y nos dieron un esquinazo en la primera planta con vistas al canal, francamente bonitas. No está en pleno centro, pero el paseíto hasta él es muy agradable. Buena zona, buen servicio y el único pero,... el baño, que era la mínima expresión para que un habitáculo pueda ser denominado como tal, pero que cumplía todas sus funciones.



Como toma de contacto, fuimos dando un paseo hasta el centro y llegamos hasta Temple Bar. Una calle no excesivamente larga, donde pubs y restaurantes se van sucediendo uno tras otro y no sé si será más divertido el interior de los locales o la propia calle. Es la zona de marcha de Dublín y realmente estaba en plena ebullición aunque no era muy tarde. Pero ya se sabe que tras cenar a las 7 de la tarde, a las 9 es ya media noche y la Guiness corre por todas las venas del personal.


Sábado 23 de junio


Trinity College
Nuestra primera visita fue al Trinity College. La universidad más antigua de Irlanda en pleno corazón de Dublín.


Fundada en 1592 por la reina Isabel I tiene un valor incalculable tanto por su continente como por su contenido. Se levantó sobre un monasterio agustino, con una recalcitrante forma de gestión hasta muy avanzado el siglo XIX; por ejemplo, hasta 1904, las mujeres no sería aceptadas como estudiantes de pleno derecho y no admitió alumnos católicos hasta la década de los setenta del siglo XX. Con el fanatismo como base, se convirtió en una universidad elitista exclusivamente para protestantes y en ella se titularon grandes personajes como Oscar Wilde o Samuel Beckett.


Majestuosos son los edificios que componen el campus, rodeado de zonas verdes que invitan a la contemplación y el relajamiento; aunque este sábado habría más movimiento del habitual, ya que se estaba celebrando una graduación, y entre togas, pamelas, birretes y mercedes, desfilaban y se sacaban fotos las jóvenes promesas que a partir del día siguiente tendrían la obligación de comerse el mundo.


También veíamos gente joven que entraba con maletas, ¿a finales de junio?, ¿cuando ya han terminado las clases? La crisis que no perdona a nadie, hace que la Trinity College alquile las habitaciones de los estudiantes a los turistas durante el verano.


Campanile del Trinity College
El Campanile de 30 m. preside la plaza principal y su único cometido no es solamente embellecer el ambiente sino proporcionar mal agüero a aquel estudiante que osara pasar por debajo de su campana cuando está doblando.


Tras una visita guiada que te explica un guía y de cuyas explicaciones me hubiera encantado enterarme de algo -la velocidad a la que hablaba en perfecto inglés con acento galaico, hizo que me quedara in albis-, se pasa a la joya de la corona: la Old Library, con su Gran Sala de 65 m, que alberga 200.000 libros antiguos y bustos de insignes filósofos, astrónomos, etc. de la antiguedad. En habitáculo separado y muy bien custodiada entre cristales, la obra cumbre de la Trinity: el Libro de Kells manuscrito ilustrado con motivos ornamentales, realizado por monjes celtas y con 1.200 años de antigüedad. Escrito en el año 800 d.C., es considerado uno de los manuscritos de arte religioso más importante de la edad media. No lo sé con exactitud, pero debe tener tantas páginas como días el año; pues en la vitrina en la que se encuentra en exhibición, cada día van pasando una página, por lo que si vas en fechas distintas nunca verás la misma.


Otro dato curioso de la Trinity College es que, por ley, y a pesar de la independencia de Irlanda, está facultada para poseer una copia gratis de cada libro publicado en Gran Bretaña. Obviamente no pueden estar archivados todos en la propia universidad, por lo que están diseminados en diversas instalaciones fuera del recinto universitario.


Trinity College
College Green
Trinity College
Horario: May-Sep: 09:30 - 16:30 h.
Oct-Abril: L a S: 09:30 - 17 h.
D: 12 a 16:30 h.


Dublín está dividida en dos por el río Liffey, que nos muestra el Dublín de la parte Norte, más obrero y el de la parte Sur, más turística y con más cosas que ver.


Grafton Street
Nada más salir de la Trinity College, nos encontramos con Grafton Street, una calle peatonal, relativamente corta pero que rezuma glamour procedente de todas sus tiendas. Animada en la horas comerciales con múltiples músicos, de todos los estilos, hacen que transitar por ella sea algo muy agradable.


Molly Malone
Al finalizar Grafton Street nos topamos con la famosa Molly Malone, escultura en reconocimiento a una pescadera de día y prostituta de noche que murió, según la leyenda, en la calle, pobre y enferma de cólera. En esta ocasión alguien se había entretenido en hacerle una funda de croché a una de las ruedas, por lo que lucía de lo más engalanada.


Saint Stephen Panr
El Parque Saint Stephen es un remanso de paz en pleno centro de la ciudad. Cuidado y limpio este parque victoriano invita a sentarte en cualquiera de sus bancos tras las largas caminatas por la ciudad. Cuenta con dos pequeños lagos, varias pérgolas suizas y un templete para la banda de música, donde se celebran conciertos en verano. Frente a él, el moderno y vanguardista centro comercial homónimo, bien vale un vistazo.
España en rebajas, días antes de ganar el Campeonato de Europa


Temple Bar
Saint Stephen Mall
Terminamos, como no podía se de otra forma, en Temple Bar. Como ya he mencionado anteriormente, una de las zonas de ocio más populares de Dublín, sus calles que conservan el trazado medieval, están repletas de cafés, terrazas, restaurantes, pubs y tiendas de todo tipo.
Saint Stephen Park


Kilmainham Gaol
Domingo, 24 de junio


Hoy pensábamos alejarnos de la almendra central, por lo que compramos un billete válido para todo el día en cualquier transporte urbano (7 euros/each).  En Aston Quay, junto al O'Connell Bridge se cogen los autobuses que conducen a Kilmainham Gaol, uno de los símbolos de Dublín, catalogado como Monumento Nacional, es la mayor prisión de irlanda desocupada. Un lugar gélido, donde estuvieron detenidos los líderes de las rebeliones que llevaron a Irlanda a su independencia: Robert Emet, Charles Stewart, DeValera, etc. Tras un vídeo, un guía explica que se construyó en 1796 y como hacinados, convivían niños encarcelados por pequeños hurtos con líderes y cabecillas de las revueltas políticas.  Eamon Valera, quien años después sería presidente de Irlanda, sería el último prisionero antes de ser cerrada definitivamente.


La visita comienza en la capilla, sitio donde Joseph Plunkett se casó en la horas previas a su ejecución por el pelotón de fusilamiento. Se continúa visitando la zona central que por medio de una claraboya mantiene durante las horas diurnas iluminado el interior carcelario. Las ventanas de las celdas están hechas de forma tal que la única visión que un preso podía tener era una pequeña parcela del cielo, lo que en teoría era una invitación a pensar en Dios y arrepentirse de sus pecados. La disposición de esta nave central fue copiada por numerosas cárceles, por la idoneidad de sus disposición, mediante la cual los vigilantes mantenían la visión de todo el recinto.


La visita finaliza en el patio donde fueron ajusticiados los miembros de la revuelta de 1915 y el lugar donde se ejecutó a James Connolly.


Kilmainham Gaol
Inchicore Road, Kilmainham
Kilmainham Gaol
Autobuses: 51B, 51C, 78A, 79 y 79A (desde Aston Quay)
Horario: Abr-Sept: 9:30 a 18 h. mar: L-S 9:30 a 17:30 y D: 10 a 18 h.

Unas cuantas paradas de autobús más hacia el centro y llegábamos a la Guinness Store House. Interesa reservar por internet; te ahorras no solo algún euro, sino colas para comprar las entradas, porque además, no te comprometes a día ni hora específico; simplemente, con la clave que la página web te proporciona, sacas tu entrada en una máquina.


Está todo muy muy organizado. El precio de la entrada te incluye una audioguía de tu idioma nativo, por lo que te puedes recorrer las seis plantas a tu  aire; parar, avanzar, repetir,...


Lo primero que te sorprende al entrar es la copia del contrato original que el fundador de la cervecera, Arthur Guinness firmó para arrendar una cervecería abandonada por la friolera de 9.000 años a 45 libras al año -está visto que antiguo propietario no tenía mucha visión de futuro-. Diez años, después, en 1769, Guinness exportó su producto por primera vez cuando envió seis barriles de cerveza a Inglaterra.


La estructura del edificio tiene forma de una pinta gigante -desde la primera planta a la sexta-. En la planta baja se muestran los cuatro ingredientes esencales e una pinta: agua, cebada, lúpulo y levadura; se recrea la elaboración de la cerveza y el proceso de transporte y elaboración de toneles. En la segunda planta, las distintas campañas publicitarias. En la tercera varios vídeos aconsejan sobre la bebida de la cerveza responsablemente; en la quinta con colas interminables dan clases de cómo tirar bien una cerveza y, finalmente, en la sexta, la joya:  el Gravity Bar, donde te obsequian con una pinta gratuita y se disfruta de la bella panorámica de Dublín en 360º.


Gravity Bar en la Guinness
Guinness Storehouse
St. James's Cate
Guinness Storehouse
Autobuses: 51B, 78A y 123
Horario: L-D: 09:30 a 17
Jul-ago: 09:30 a 19 h.


Al salir, Dublín nos invitaba a que probásemos uno de sus típicos chaparrones, por lo que nuestra siguiente parada, Saint Patrick Cathedral, no estaba lejos, pero nos obligaba a coger un bus, sino queríamos llegar empapaditos.


Abrían a las 16:30 h., y aunque parezca mentira, disfrutamos de un radiante sol en el parquecito de los aledaños de la catedral, hasta que el siguiente aguacero, nos obligó a guarecernos en el atrio de la iglesia. Dublín, e Irlanda en general, imagino, es de las zonas en que puedes pasar por las cuatro estaciones anuales, no ya en un día,... sino en un par de horas.




Saint Patrick's Cathedral
Saint Patrick's Cathedral fue consruida entre 1191 y 1270, en el mismo lugar en que el propio San Patricio bautizaba a los paganos irlandeses en un pozo y es la mayor iglesia de Irlanda. A mediados del siglo XVIII el escritor irlandés Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, ejerció como decano y su tumba y epitafio se hallan en su inteior. Destaca la maravillosa sillería, sus arcos y las baldosas que decoran los suelos. Aquí se representó por vez primera el Mesías de Handel.


Unos pocos metros más hacia el oeste, se encuentra the Christ Church Cathedral. Dublín es una ciudad con dos catedrales en competencia durante siglos: la Catedral de San Patricio y la catedral anglicana de Christchurch.


St. Patrick's Cathedral
Saint Patrick's Close
Saint Patrick's Cathedral
Autobuses: 49, 49A, 49B, 50, 54A, 56A, 65, 65B, 77 y 77A
Horario: Mar-oct.: 9 a 17:30 h. y nov-feb: L-S: 9 a 17 j. D: 9 a 15 h.

Christchurch
La catedral de Christchurch fue construida en el siglo XII sobre los terrenos de una iglesia de madera mandada a construir por Sitric, rey de los vikingos. Desde sus inicios era la iglesia del estado de Irlanda, hasta que Enrique VIII disolvió los monasterios en el sigo XVI y el convento agustiniano que vivía en la iglesia fue sustituido por un nuevo clero anglicano, que todavía la gestiona hoy en día.


El sepulcro de Strogbow, líder normando que conquistó Dublín en 1170 y fue enterrado en esta catedral seis años más tarde, fue destruido en 1562, cuando se vinieron abajo la pared superior y el tejado. De esto me he enterado a posteriori de la visita, pues de haberlo sabido no habría cruzado sus capillas de la nave izquierda y comprobar que la inclinación de la pared muestra que ésta se ha desviado medio metro.

Son muchas las riquezas que contiene la catedral: restos del antiguo gran Coro; el Baptisterio; varios sepulcros; el banco cívico del Alcalde y numerosas capillas, que junto con varias piezas expuestas en la Cripta, forman parte de un buen patrimonio. Pero no solo las riquezas llamarán la atención del visitante, sino cosas tan curiosas, como que en la cripta se encuentra una pequeña cafetería, con algunas mesas y en operación o enmarcados, un gato y una rata que quedaron atrapados en un tuvo del órgano en la década de 1860 y se momificaron.


Christ Church Cathedral
Christchurch Place
Christ Church Cathedral
Autobuses: 49X, 50X, 54A y 78A
Horario: Sept-may: L-S: 9:45 a 16:16 h. D: 12,30 y 14:30. Jun-ago: L, M y V: 9:45 a 18:15: X, J y S: 9:45 a 16:15 y D: 12:30 a 14:30 y 16:30 a 18:15 h.

El Castillo de Dublín residencia oficial de los virreyes británicos y hoy utilizado por el Gobierno Irlandés, situado en pleno corazón del Dublín histórico bien merece una visita, aunque no llegamos a tiempo de verlo.


Dublin Castle
2 Palace Street
Dublin Castle
Autobuses: 77, 77A, 56A, 49 y 123
Tour visita: L-S: 10 a 16:45. D y festivos: 14 a 16:45 h.


He de reconocer que la parte culinaria es mi punto flaco como buena turista: me cuesta probar cosas nuevas a las que no estoy acostumbrada. No dudo que en Irlanda se coma bien, pero a mí ese olorcillo a verduda cocida y guisotes de cerdo, no me seducen; por ello, nos metimos en un tailandés, donde comimos estupendamente.


Lunes, 25 de junio


Nos quedaban muchas cosas en el tintero y habría que elegir. En Dublín hay algún buen museo, como la National Gallery, Dublin writer's museum o el National Museum y algunos otros curiosos como la casa de Oscar Wild, pero no disponíamos de tiempo para visitarlos.


Oscar Wilde
Sí quise acercarme expresamente a ver el monumento a Oscar Wild en una esquinita de Merrion Square; elegante plaza de estilo georgiano.


Para volver a ser joven, no tiene uno más que repetir sus locuras. Oscar Wilde


Dando un buen paseo llegamos hasta el río, pues todavía no habíamos cruzado ninguno de sus puentes, ni visto su parte norte. De obligado cumplimiento es dejar constancia de que dos de sus puentes más bonitos, el James Joyce y el Samuel Beckett, han sido construidos por nuestro justificadamente afamado Santiago Calatrava.


Custom House
Cruzando por el puente O'Connell, se desemboca directamente en la calle homónima. Lo primero que nos llama la atención antes de empezar a cruzar es la Custom House, bello edificio construido en 1791, que sufrió un gran incendio durante la guerra de independencia, en 1921, y fue restaurado siete años más tarde y con motivo de su bicentenario se reformó en los años 80. Junto a él, el Famine Memorial, formada por impresionantes estatuas y que recuerda la "gran hambruna" (1845-1849), en la que un millón de personas fallecieron de inanición y otro millón emigró, principalmente a los Estados Unidos.


Perpendicular a O'Connell, la calle Henry congrega un sinfín de tiendas más asequibles que la fashionable Graffon Street, pero más cara que los estándares españoles.


Y, finalmente, the Spire, símbolo de Dublín del siglo XXI, inaugurado en el 2002, junto al edificio de General Post Office. 120 m. de altitud y una base de 3 m. de diámetro, se reduce a 15 cms. en su cima y pesa 126 toneladas.


Nuestro fin de semana había llegado a su fin y solo nos restaba recoger maletas en el hotel y nuestro vuelo de vuelta a home.

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