A la niña de los ojos nobles

La niña de los ojos nobles
Una poesía me pides, a mí, que no soy poeta.

Ven, siéntate conmigo.

charlemos sin testigos

y que salgan nuestros miedos por la puerta.



El azar, el destino o lo que fuera,

Cruzó nuestras vidas una primavera,

Es caprichoso, pone y quita a su antojo,

Ahora tú quizá, lo veas con otros ojos.




Me dio un papel grande, muy grande,

demasiado grande;

pero el sino es así, y le gusta jugar con ironías,

el mismo papel, tú con perfección ya cumplías:

¿hermana, madre? Todo se confundía.

Y sólo eran once, los años que tenías.



Desde entonces, casi tres décadas han pasado.

En ellas, te he visto crecer y hacerte mujer,

Pasar por los altares y una parejita tener;

Quererte por fuerza, estaba de sobra cantado.



El papel resultó fácil, muy fácil, demasiado fácil;

No ha hecho falta ADN, ni rh, ni lazos familiares,

sólo unos ojos nobles que conquistan y lo sabes,

y un corazón enorme, que en el pecho no te cabe.



Felicidades, mi niña de ojos nobles, sigue así,

y, por favor, ...¡que nada ni nadie te cambie!



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