Valencia, tierra de flores, luz y amor


"Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor" dice el cantar y dice bien. Es todo un lujo para los madrileños el tener esta joya a 350 kms. de distancia y hoy, con el tren de alta velocidad, a una hora y treinta y ocho minutos. No tiene precio.

Una reserva en un hotel de cuatro estrellas en la zona del Palacio de Congresos (Sorolla Palace) a una tarifa de hostal -lejos del centro, pero a diez minutos en metro-, una buena compañía y un fin de semana por delante, prometían bastante en esta bonita ciudad.

Poco habrá de Valencia que no esté ya dicho y mejor dicho, seguro; pero me tomaré la licencia de contar mis impresiones.

Cada vez que vuelvo a la ciudad del Turia me sigue sorprendiendo. Conjuga como pocas, modernidad y tipismo y su vanguardia está sólidamente asentada en ancestrales raíces a las que el valenciano no renuncia con facilidad. Modernas infraestructuras y audaces instalaciones hacen de Valencia una urbe a la altura de cualquier ciudad europea de primer orden. Autovías y carreteras circunvalatorias; puerto comercial y deportivo; moderna red de metro, tranvía y autobuses; aeropuerto de Manises; circuito Ricardo Tormo en Cheste; el Palacio de Congresos, diseñado por Foster y la Feria de Muestras; la Ciudad de las Artes y las Ciencias; una de las tres Bolsas de Valores de España y un largo etcétera han permitido que Valencia sea un referente en muchos ámbitos, tanto en la piel de toro como internacionalmente. No ha sido mera casualidad el que haya sido elegida como sede para la celebración de numerosos eventos como la America's Cup, en dos años consecutivos, Campeonato Mundial de Atletismo, Gran Premio de Europa de Fórmula 1, Valencia Open 500, por poner algunos ejemplos.

Pasear por su centro histórico es una auténtica delicia y está todo tan concentrado que se puede ver, cómodamente.

Valencia es la ciudad de las plazas; hay muchas y a la cual más bonita.

Plaza del Ayuntamiento. Plaza triangular en la que destaca, como no podía ser de otra forma, la Casa Consistorial y el edificio de Correos.

Plaza de la Reina,  donde se distingue, al fondo la Catedral de Valencia y su torre campanario, conocida por los valencianos como el "Micalet". La catedral, mezcla de elementos románicos, góticos y barrocos, data del siglo XIII, y se construyó sobre una mezquita y ésta a su vez, sobre un templo romano.

* Plaza de la Virgen, punto neurálgico de la capital y mi preferida. En esta plaza destaca de una manera referencial la Puerta de los Apóstoles de la catedral, de estilo gótico y el cimborrio, de planta octogonal y 16 ventanas que iluminan el interior del templo. Junto a esta puerta, se reúne, todos los jueves del año a las 12 h., el Tribunal de Aguas (la institución de justicia más antigua de toda Europa), constituido por ocho labradores elegidos de manera democrática cada dos años por todos los regantes de la huerta valenciana y en esta reunión se dirimen los conflictos que haya podido haber en relación con el uso del agua de riego. La sentencia es inmediata y no ha lugar a apelación.

Junto al Micalet se encuentra la Puerta de los Hierros que conduce directamente a la Capilla del Santo Cáliz y en la que, según la tradición, se custodia el Santo Cáliz que Jesús utilizó en la última cena; e Indiana Jones buscándolo en Jordania.

En el centro de la plaza, una preciosa fuente de forma ovalada, en la que un hombre barbado representa al río Turia, rodeado de ocho adolescentes; una por cada una de las acequias del Turia.

En esta plaza se realiza la ofrenda floral en Fallas y es elegida por numerosos grupúsculos para dar a conocer a propios y extraños sus reivindicaciones. En esta ocasión, una serie de activistas en defensa de los animales, rodeados de velas, repartían panfletos y contaban sus quejas a todo aquél que quisiera escucharlas.

Plaza redonda:  Conocida como Clot, construida en 1840, es una plaza interior, de planta circular, con tres pisos de viviendas, con locales comerciales en los bajos. Los domingos se convierte en un colorido mercadillo de animales, cuadros, música y baratijas en general.

Plaza de Manises. Recoleta plaza, por lo menos fuera de horario administrativo, donde cada edificio es una joya: Palau de la Generalitat Valenciana, construido en 1418 con el fin de recaudar impuestos de la Corona; Casa de los Vailler y Torre de San Bartolomé, único resto de la antigua Iglesia de San Bartolomé.  Completan el cuadro, un pequeño jardín central, al que han añadido en fechas recientes, un pedestal de piedra con una columna ´rematada con una estatua de bronce que representa la figura del conquistador y que fue traída aquí, procedente del antiguo Hospital Provincial.

Plaza del Mercado. Lo primero que salta a la vista es el Mercado Central, obra modernista de 1914, pero rápidamente se ve eclipsado por su edificación vecina, la Lonja de la Seda o Lonja de Mercaderes, obra maestra del gótico civil valenciano, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Construido a finales del siglo de oro valenciano (XV), era un verdadero templo del comercio, sobre todo de la seda, de donde proviene su nombre. De ella destacan el salón columnario o sala de contratación, la torre, el patio de los naranjos y el Consulado del Mar.

Palacio del Marqués de Dos Aguas, del siglo XVIII, acoge actualmente el Museo Nacional de Cerámica.
 
Torres de Serranos, del siglo XIV, aunque fue una pieza de su sistema defensivo, mas parece un arco triunfal.
 
Universidad, de la que destaca su Biblioteca.
 
Iglesias como la del Corpus Christi o la de San Nicolás completan la visita a la Ciutat Vella.
 
Salgamos extramuros y disfrutemos también con sus nuevas edificaciones, que requieren un saboreo por fuera y por dentro.
 
Sin lugar a duda, el Museo de las Artes y las Ciencias brilla con luz propia y que mejor definición que la que hace su propia página web:
 
"La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia es un conjunto único dedicado a la divulgación científica y cultural, que está integrado por seis grandes elementos: el Hemisfèric (cine IMAX y proyecciones digitales), el Umbracle (mirador ajardinado y aparcamiento), el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (innovador centro de ciencia interactiva), el Oceanogràfic (el mayor acuario de Europa con más de 500 especies marinas) y el Palau de les Arts Reina Sofía (dedicado la programación operística). Y el Ágora, que dota al complejo de un espacio multifuncional."
http://www.cac.es/

La ventaja de la cercanía a Madrid de Valencia es que no te pegas grandes atracones a querer verlo todo, pues siempre piensas que vas a volver en breve y eso conlleva a que siempre te quedan cosas por visitar. Este viaje no iba a ser una excepción y descubriríamos dos gemas valencianas:

* Casa de Vicente Blasco Ibáñez. En pleno Paseo Marítimo de la Playa de la Malvarrosa, una bonita casa alberga el Museo Blasco Ibáñez. Se trata del chalet restaurado propiedad del autor de La Barraca. Objetos personales, originales de sus libros, correspondencia personal, cuadros, nos acercan a tan insigne escritor valenciano.

* L' Albufera. Al sur de Valencia y perteneciente a su municipio se encuentra esta laguna de casi 24 km2, rodeada de 223 km2 de arrozales robados a la laguna, constituye uno de los humedales costeros más valioso de la cuenca mediterránea. Está separada del mar por una estrecha franja de arena. Zona de paso de aves migratorias de un gran valor ecológico y su gran biodiversidad permite observar una gran variedad de fauna y flora a lo largo de todo el año.

Recorrerla es muy sencillo y resulta un viaje en barco muy placentero. Nada más llegar, uno tras otro, se suceden los pequeños embarcaderos, en lo que por cuatro módicos euros te muestran lo más representativo del Parque: la laguna, las barracas que utilizaban los pescadores; en principio, para guardar sus artes de pesca y que posteriormente, pasarían a ser sus viviendas. Aquí se conserva la que sirviera para filmar Cañas y Barros, película inspirada en la magnífica obra de Blasco Ibáñez, que cuenta como nadie la vida en L'Albufera a principios del siglo pasado.

Hay una variada selección de restauración para todos los bolsillos, lo que convierte la visita en una fantástica excursión.

Un link a un video de L'Albufera, al que merece la pensar echar un vistazo:  L'Albufera

Hubo tiempo casi para todo, disfrutamos de la playa de la Malvarrosa, playa urbana como pocas y desconozco qué ha hecho que no la califiquen este año con bandera azul, pues, para mi gusto, no se le puede pedir más. Por supuesto, no faltó tampoco más de un homenaje gastronómico, de lo que destacaría, para buena nota de mis lectores, Casa Navarro. La paella con bogavante está para saltar las lágrimas. Juro que no soy la cuñada del dueño.

Casa Navarro





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