Palma de Mallorca, Perla del Mediterráneo

Semana Santa 2011
Sábado, 16 de abril

Muchos años hacía que no visitaba Palma; tantos que no recuerdo cuántos. Decidir pasar la Semana Santa allí fue todo un acierto, no sólo porque siempre es un placer volver a ella, sino porque mientras en la península jarreaba, aquí gozaríamos de un cielo insultantemente azul y una temperatura más que agradable.



No ha cambiado mucho de los recuerdos que tenía de ella: igual de bonita, igual de glamurosa,...... Si acaso, la capital, con más tráfico y los pueblos con menos autenticidad, pero "es lo que toca", si queremos que el turismo nos ayude a remontar la crisis, habrá que transigir y sacrificarse.

Un vuelo de mi queridísima Ryanair hizo que los billetes de avión no disparasen el precio de nuestras vacaciones. Michale O'Leary, su siempre genial Presidente, tras su rechazada propuesta del año pasado por los estamentos pertinentes, de eliminar a los copilotos, vuelve a la carga con ideas, sino estrafalarias, por lo menos originales, como suprimir los asientos y poner una especie de barra para los vuelos nacionales o cobrar para entrar al servicio, de tal forma que la gente se acostumbre a visitar los WC de los aeropuertos antes de subir al avión, lo que le permitiría quitar uno de los baños y colocar un par de filas más de asientos. No me parece mal, aquél que quiera comodidad, a las compañías de primera fila, y quien prefiera ahorrar, pues a las low cost. Hay gente para todo.

Vuelo sin incidencias. Sin incidencias desagradables, pues hubo una anécdota digna de contarse: en una de las filas de mitad del avión, un niño comienza a llorar, con una perra escandalosa; la madre, compungidísima, intenta callarlo, sin conseguirlo. Transcurre un buen rato, cuando de pronto, a alquien, no sé a quién, se le ocurre arremedar al niño chillando y berreando con un tono aún más elevado que el del chiquillo; como si todos los pasajeros del avión se hubiera puesto de acuerdo, comenzaron a imitar el gesto y unirse al sinfónico berrear. Fue divertidísimo, el niño se quedó tan asustado, que desistió de su llanto y mano santa, volvió la tranquilidad al boing.

Recogimos el coche y nos encaminamos a Cala Pi, sitio donde teníamos nuestro apartamento. Cala Pi es una zona residencial, con una cala preciosa, estrecha y larga que se introduce tierra adentro. Dos o tres restaurantes y nuestro complejo son todas las instalaciones además de las residencias privadas, por lo que quizá resulta un poco aburrido. Aunque casi 50 kms. la separan de Palma, en una horita corta tienes toda la diversión que necesites.


Tras instalarnos y comer una fideua en el restaurante de enfrente, nos encaminamos hacia Palma. Su paseo marítimo, que recorrimos en su totalidad, ida y vuelta, es espectacular. ¡Qué yates!, ¡qué derroche de poderío! Pero con todo, nada vale más que la imagen que se te presenta cuando diriges la vista hacia su Seo. Majestuosa, derrochando luminosidad y elegancia; mira al Mediterráneo, su adorador amante, altiva, "porque yo lo valgo". Te cuesta pensar que estás ante un monumento gótico; nada que ver con sus encallejonadas y tristes homónimas. Ella es todo luz.

Domingo, 17 de abril

Norte de la isla. Mallorca mide 100 m. de norte a sur y 70 de este a oeste. Nuestra excursión empezaría en Pollença; aunque la población está 7 kms. hacia el interior, dispone de un recoleto puerto -en su día pueblecito de pescadores y hoy uno de los principales núcleos turísticos de la isla.

Las casas de Pollença se reparten por callejones estrechos con casas de color ocre que denotan el paso del tiempo. Presidida por la majestuosa montaña del Puig, que con su santuario constituye un balcón abierto sobre la comarca, a un lado y el Calvario al otro, con sus 365 escalones, tantos como días el año. Ese domingo, como todos, se despliegan por todo el centro de la ciudad un mercadillo famoso en toda la isla, lo que te merma mucho el poder disfrutar de sus callejuelas y sus casas; salvo su iglesia, Nuestra Señora de los Ángeles, que aparece grandiosa presidiendo una plazuela.

A mitad de camino entre Alcudia y su puerto se encuentra el teatro de la antigua Pollentia romana, con sus gradas para 1.500 personas, lo que demuestra la importancia de este enclave en época del imperio.

Y hemos llegado a Alcudia, que nos recibe con su impresionante Puerta de Xara, esta puerta y otra más es todo lo que queda de la antigua muralla defensiva de esta localidad. Pasear por sus sinuosas callejuelas es toda una delicia. Población vieja y noble, levantada entre dos bahías: a la izquierda la de Pollença y a la derecha la que lleva su mismo nombre.

Ca'n Picafort, localidad tomada prácticamente por el turismo alemán, es la casa de verano germana. Hay muchas excavaciones en esta área, la mayor parte de ellas datan de la era anterior a los romanos. Las más famosas son la Real Necrópolis, o el Cementerio de los Fenicios.

Ir bajando por toda su costa oriental, saltando de calita en calita, todas distintas, sin saber con cuál te quedas, es un placer para todos los sentidos.  Esta zona de Mallorca es famosa por lo abrupto de su línea costera, así como por la gran cantidad de calas que encontramos, Capdepera tiene 40 kilómetros de línea costera espectacular con playas que en su mayoría tienen la bandera azul a la calidad que concede la unión Europea.

Cala Ratjada es otra de las poblaciones, antiguamente puerto pesquero y hoy recalado de grandes cruceros. Es la parte más cercana a Menorca y en días claros, Ciutadella se deja ver, invitándote a visitarla.
 
Porto Cristo fundada en el siglo XIII, tras el desembarco de una embarcación que pasó una fuerte tormenta y sus tripulantes juraron dejar las imágenes que llevaban en el barco -una Virgen con un Niño en brazos y un Cristo-, si llegaban a buen puerto con vida. En su extremo se levanta un faro construido en 1851. El desnivel (llamado Punta d'Es Pelats) cierra parcialmente el muelle de Porto Cristo y un brazo de mar se adentra unos cuatrocientos metros hacia el oeste y tuerce después, en un ángulo recto, en dirección norte prolongándose unos trescientos metros más. Esta zona difícilmente navegable, constituye el último vestigio primitivo del puerto, que ha ido cegándose con el tiempo a causa de las tierras del aluvión, convertidas hoy en vados y en pequeñas huertas.
 
El que llegue a este punto no puede dejar de visita la joya de la corona de Mallorca, que son las Cuevas del Drach. En esta ocasión no las visitamos por falta de tiempo, pero son viejas conocidas. A continuación me permito copiar párrafos que aparecen en su página web, considerémoslo una especie de propaganda gratuita.
 
Situadas en la costa oriental de Mallorca, estas cuevas constituyen uno de los principales atractivos turísticos, y son, sin duda alguna, unas de las más destacables de la isla, ya que presentan un desarrollo horizontal cercano a los 2.400 metros de longitud y una profundidad, en su cota máxima de 25 m. bajo la superficie.

Las cuevas esconden en su interior un gran lago subterráneo, el Lago Martel, considerado uno de los mayores lagos subterráneos del mundo (177 m. de largo por 30 m. de ancho), donde se ofrecen diariamente conciertos de música clásica con piezas de Caballero, Chopin, Offenbach, ...

Después del concierto uno puede gozar de un breve paseo en barca por el lago. La inigualable belleza de estas cuevas es resaltada por la iluminación proyectada y realizada por el ingeniero Carlos Buigas.

Lunes, 18 de abril

Tiremos a la westside. Atravesar Palma siempre es un premio añadido, aunque sólo sea de paso.


Al terminar el Paseo Marítimo y el muelle de grandes trasatlánticos, en contraste con tan modernas construcciones, se halla emplazada la Torre de Pelaires, monumento del siglo XV y que constituyó la defensa de Puerto Pi, el primitivo puerto de Palma. A partir de ahora y por la carretera de Andraitx, nos encontramos con una saturación de hoteles de lujo y apartamentos de alto standing. No olvidemos que en el km. 5 dominando el mar, encontramos el Palacio de Marivent, residencia veraniega de la familia real. Las playas y calas se suceden: Cala Mayor, Portals, Palma Nova y Magalluf. Se enlazan unas con otras con grandes avenidas y entre pinares. A 30 kms. de Palma llegamos a Andraitx, pequeño y resguardado puerto. Comer, tocando casi el mar, con las gaviotas revoloteando al rededor, fue un remanso de paz.

Desde Andratx, la carretera, salpicada de miradores, se dirige hasta la costa norte, donde cada paisaje es más espectacular que el anterior. Aunque esto ya es relato de otro día.

Martes, 19 de abril

Vamos a empezar por el interior. No sé qué tiene el mar que atrae como un imán y cuando se visitan sitios costeros, las tierras de interior quedan relegadas a un segundo plano.

Empezaríamos por Llucmajor, la capital de la comarca a la que pertenece Cala Pi. Es el mayor municipio de la isla. Aquí se llevó a cabo la batalla del mismo nombre mediante la cual, en 1749, Jaime III perdió el Reino de Mallorca que pasó de nuevo a manos de Pedro IV, rey de Aragón.

Lo primero que llama la atención de esta localidad es la Iglesia de San Miguel ya que se ve desde cualquier acceso que se tome hacia el centro de la ciudad. Tras la Catedral de Palma, es la iglesia más grande. Adosada a ella, la Casa Rectoral.

Son muchos los puntos de interés de Llucmajor: el Monumento a Jaime III con su padre muerto en brazos cubierto por la bandera de Mallorca; la Plaza des Sabaters (los zapateros, -pobrecillos encima multiplicados-), en homenaje a un oficio que en otros tiempos daba de comer a la mayor parte de la población. Numerosos edificios nos muestran su pasado aristocrático: Hotel de Espanya, Ca ses Xilenes, la Caixa, etc. Y llegamos a la Plaza d'Espanya, con el ayuntamiento y cafés de raigambre.
Antes de llegar a Porreres que es la primera localidad si se sigue la carretera hacia la costa por el este, una carreterita se sube 3,5 kms. hasta el monte donde se encuentra el Convento de Montesión. Un enclave precioso con muy buenas vistas del pueblo de Porreres. En el camino se elevaban siete pares de columnas góticas del siglo XV que simbolizaban a un lado las siete alegrías y al otro los siete males, aunque sólo se conservan algunas de ellas. No he conseguido enterarme a que males ni a qué alegrías se refiere; ni siquiera se si el dicho de "me entraron los siete males" tiene algo que ver.
 
La hora de la comida había llegado y el que me conozca sabrá que cuando tengo hambre, tengo hambre, y no se esperar. Por lo que a Porreres que fuimos a comer. Nos metimos en el restaurante Centro, muy grande, en el que no había mas que menú con dos primeros y dos segundos a elegir. 16 euros, y oiga usted, ... pues que comimos muy bien. Hablando con la dueña, resulta que el lugar había sido el teatro del pueblo, adaptado posteriormente a cine y finalmente, a restaurante. Curioso.
 
Como no podía ser de otra manera, el mar nos volvió a llamar y seguimos hasta la costa; a Puerto Colom.
 

Porto Colom es una población situada en la costa este de Mallorca, con un excepcional puerto natural, el cual desde la época romana ha servido de refugio a las embarcaciones. La gran expansión del tráfico comercial del puerto, que llegó a tener una aduana, se dio durante el siglo XIX. En esta época se construyeron las casas de pescadores junto al mar, con escars para guardar las embarcaciones y los aparejos de pesca en la planta baja. Estas casas junto con las embarcaciones tradicionales de Mallorca y algunas casas más señoriales frente al mar, con un prolongado paseo marítimo que rodea el puerto, hacen de Porto Colom un lugar muy atractivo. El edificio más destacable es la iglesia parroquial de la Mare de Déu del Carme y el faro situado a la entrada del puerto, con una altura de 31 metros sobre el nivel del mar, es un elemento característico de la costa.
 

Cala d'Or es una de la primeras urbanizaciones turísticas costeras de Mallorca, construida en los años 30, enclave elegido por la belleza de sus calas y la costa de la zona de playas blanquísimas, aguas turquesas y una inmensa riqueza marina. Hoy Cala d'Or se ha convertido en un enclave cosmopolita, con habitantes permanentes de todos los rincones del planeta.
 
El puerto deportivo, al mismísimo estilo Banús, con más de quinientos amarres, ofrece una oferta gastronómica y tiendas de muy alto poder adquisitivo (ejemplo, pantalones de lino blancos en un escaparate, juro que nada del otro mundo, 350 euros). Cuando ya salíamos del puerto -no sabíamos si a la salida nos cobrarían una tasa por mirar-, vimos la típica turistada del trenecito que recorre los alrededores y, porqué no.
 
El recorrido precioso, te acerca hasta las calas:  Serena, Ferrera y Esmeralda. Al final, una de mis jaimitadas: me empeñé en bajar, dar una vuelta y esperar el siguiente trenecito, pero no había tal; el que habíamos cogido era el último y nos tocó ir a pinrel hasta el puerto.
 
Miércoles, 20 de abril

Hoy llega r.p.m. (para ilustrar al lector no familiar, aclararle que es el apelativo de mi hijo pues todo lo revoluciona: se acabó la tranquilidad,...) y habría que ir a recogerlo al aeropuerto. Los signos externos denotaban que la noche anterior había sido intensa, "but youth is served" y las instrucciones fueron: ¡A por Mallorca! La elección fue a La Calobra, pongamos a prueba su estómago.

Más de ochocientas curvas conforman la carretera, entre ellas la más famosa, conocida como "nudo de corbata" (el avezado lector se la podrá imaginar fácilmente), en plena sierra de Tramontana, que conducen hacia la única salida al mar que tiene esta cadena montañosa: Sa Calobra. Tras atravesar por un túnel la muralla montañosa, se inicia la larga bajada hacia la cala (aunque en el seno familiar no tenemos claro lo que es subir y bajar). Estamos hablando de una idílica playa, chiquitita, rodeada de acantilados de más de 200 m. de altura que la convierten en un auditorio natural extraordinario. De hecho celebran aquí todos los años un concierto al aire libre.

He de dejar mi crítica a la mala restauración que hay allí. Tres restaurantes, al cual peor, desperdiciando el idílico fondo que se tiene mientras se come.

Soller está a 7 kms. hacia el interior, pero nos hará falta mapa para llegar, dejaros guiar por el olor a azahar. Es una ciudad limpia y bonita, con casitas blancas y muchos patios interiores plagaditos de flores. La plaza principal os recibirá con su Iglesia de San Bertomeu, del siglo XIX, con fachada modernista de Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí, y el Banco de Sóller, de clara influencia catalana.
El verdadero placer es pasear por sus calles, donde casas señoriales, muy bien conservadas, harán las delicias de tu paseo

Ahora conozcamos su puerto. No, no cojas el coche; iremos en tranvía. Tranvías eléctricos unen el puerto y la población urbana. El recorrido, entre naranjos y limoneros, fue de los mejores momentos de la jornada. No lo utilizamos, pero también existe un tren de principios de siglo XX que une la ciudad de Palma con Sóller y sigue existiendo, tal cual, desde entonces; os invito a hacer el viaje.

El puerto de Sóller, abierto en el acantilado de la costa, es abrigado y está situado enfrente de Barcelona, por tanto el trayecto desde aquí es muy corto, es una pena que no haya una línea regular de barcos.

Ya al atardecer, desafortunadamente, llegamos a Valldemosa. Digo desafortunadamente, porque no pudimos entrar en la Cartuja; sin embargo, sí que nos permitió ver esta bonita localidad con la luz del crepúsculo, que la torna aún más bella, si cabe.

La Real Cartuja de Valldemosa fue fundada en 1399 por el rey don Martín de Aragón, que cedió el primitivo palacio que fue de los reyes de Mallorca. Hay muchas cosas que merecen la pena ver de su interior: la antigua farmacia, el claustro y la iglesia. Además, tiene el morbo añadido de que se puede visitar la celda donde Chopin y George Sand, vivieron, en 1838, un invierno de amor.

"...habitaré un maravilloso claustro en el más hermoso lugar del mundo..." F.Chopin


"Todo cuanto puedan soñar el pintor o el poeta lo ha creado la naturaleza en este lugar". George Sand.

No fueron ellos los únicos visitantes ilustres, también pasaron por aquí Rubén Darío, Jovellanos y Santiago Rusiol.

Llego la hora de más expectación de todo el día. Os dibujo la escena: Salón del complejo; lleno de catalanes; partido Barcelona-Real Madrid en que se jugaban la final de la Copa del Rey. Una imagen vale más que cien palabras.



Jueves, 21 de abril

Hoy tocaba rendir pleitesía a la joya de la corona: PALMA.

Como no podía ser de otra manera, la catedral te llama la veas desde donde la veas. No nos fue posible entrar; recordad que ya está con nosotros r.p.m. y hubo que tomarse el vermutín con la tapita, antes de iniciar nuestras faenas turísticas. Era tarde y estaba cerrada. No obstante, la conozco y no puedo dejar de animar a mi lector a visitarla. La Catedral de Mallorca no es famosa por su ornamentación, ni, en general, por riqueza de ninguna clase y sin embargo, no deja de asombrar a cualquiera. Sólo catorce delgados pilares sostienen las bóvedas que cubren las tres naves del templo, por lo que se dice que es la iglesia que ha logrado cubrir más grande espacio con menos material. Los dos reyes más importantes de la dinastía de Mallorca están enterrados en ella, Jaime II y Jaime III. Merece también la pena una visita al Tesoro de la Catedral.

Palacio Real de la Almudaina. Situado frente a la Catedral, tiene su origen más remoto en los asentamientos megalíticos, para ser posteriormente castrum romano, residencia de los valíes musulmanes y luego de los reyes cristianos. El castillo, de construcción califal, fue tomado por Jaime I al conquistar la isla en 1229 y en el siglo siguiente fue remodelado para ser sede del reino mallorquín. Actualmente, La Almudaina es utilizada como residencia oficial del Rey para ceremonias de estado y recepciones durante el verano.

Baños Árabes, junto con el Arco de la Almudaina constituyen los únicos monumentos que quedan de la primitiva ciudad árabe. El arco está situado en la calle del mismo nombre y era una de las puertas del recinto amurallado. Los Baños están en la calle Serra 13, junto a un pequeño jardín de propiedad particular.

La Lonja y el Consulado del Mar. Edificios contiguos, están situados en el paseo de Sagrega. Su contemplación evoca la riqueza y poderío del comercio mallorquín durante la Edad Media. El Consulado del Mar era la antigua sede del Tribunal de Comercio, hoy es la sede de la Presidencia del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Baleares.

Son muchos los edificios que merece la pena ver, por lo que recomiendo que se armen con un buen mapa de la ciudad y vayan recorriendo uno a uno: el Ayuntamiento , en la plaza de Cort, el Palacio Episcopal, el barrio de la Portella, lindante con el mar sobre las antiguas murallas, a continuación del Palacio Episcopal, las innumerables casas señoriales y sus patios; así como sus numerosas iglesias: Santa Eulalia, San Francisco, Montesión; el convento de Santa Clara, la Iglesia de San Miguel, construida sobre la mezquita árabe, fue consagrada cristiana el mismo día de la conquista,  Santa Margarita, sirvió de almacén durante más de un siglo y ha sido recientemente restaurada y declarada monumento nacional, etc.

Es necesario decir que en el afán de remodelar Palma y convertirla en una ciudad moderna y con grandes avenidas -que lo consiguieron- destruyeron vandálicamente, a principios de siglo XX,  un patrimonio de una riqueza incalculable.


Sin proponérnoslo, vimos un paso de una procesión. Los trajes de los nazarenos me parecieron un poco folklóricos en comparación a los que estoy habituada a ver de Sevilla (colores muy chillones), pero las damas iban muy guapas de negro y con mantilla, como mandan los cánones.

Una copita en la Avenida Sagrera, un paseo, como no, por nuestro ya archiconocido Paseo Marítimo y una cena en el Hard Rock Mallorca, donde dimos debida cuenta a una riquísima hamburguesa (se nota la presencia de r.p.m. ¿verdad?), remataron un buen día.






Viernes, 22 de abril.

El Castillo de Belver, que no hay que dejar de visitar por ningún motivo, fue nuestro primer destino del Viernes Santo. Está situado a 3 km. del centro histórico sobre una colina de 140 mts y rodeado por un bello paraje natural. Desde él se domina la bahía y la ciudad. Las vistas son espectaculares.

Fue hecho construir por Jaume II Rey de Mallorca entre 1309 y 1311. Creado como residencia real, en el siglo XVIII pasó a ser prisión militar, y en el siglo XIX temporalmente se convertió en fábrica de moneda. Con su estructura circular es único en España. Está rodeado de un foso y en su interior, un patio de armas circular de dos pisos, formando galerías con arcos semicirculares.

El que lo desee muy cerca tiene el Pueblo Español, semejante al que hay en Barcelona, una especie de parque temático donde se encuentra una réplica de  los principales monumentos o edificios de cada una de las provincias españolas.

Cuando íbamos hacia el coche, paraba el autobús turístico, nos sedujo y nos montamos. Hace un recorrido muy bonito por toda Palma, no nos mostró nada que no hubiéramos visto ya, pero está bien, pues te van contando algo de historia. El precio del billete te incluye 24 h. por lo que lo puedes utilizar al día siguiente, hasta la misma hora en que lo hayas cogido.

Terminamos el día en un centro comercial que desde el autobús lo pusieron muy bien, pero sinceramente, nada que ver con los de Madrid. Nos jugamos un par de partidas a los bolos (hubo su pique entre padre e hijo) y otro par de ellas al billar.

Sábado, 23 de abril



Es nuestro último día y no teníamos claro que hacer, sin alejarnos mucho de Palma, no sea hubiese cualquier contratiempo que nos impidiese llegar con tiempo al aeropuerto. Recordé que al hacer la excursión a Valldemosa y Soller, me había dejado en el tintero una localidad que debía ser muy bonita: Deià. Y para allá que nos fuimos. Mereció la pena. La localidad está situada en un valle de la Sierra de Tramontana y pasear por sus calles, desafiando las cuestas, es una delicia. El pueblo es muy chiquitito y se ve todo lo visible en un santiamén. Arriba del todo el camposanto -no sé qué tienen los cementerios que me atraen como un imán; creo que son bonitos-, situado junto a la iglesia, con unas inmejorables vistas del pueblo y la costa. Los nombres de los muertos están por todos sitios, suelo, paredes, escaleras y de entre las sepulturas, me llamó la atención una de ellas: Juan Orlandis Habsburgo-Lorena -¿qué haría un familiar de tal abolengo en un pueblecito perdido de Mallorca?
Marchando una de Wikipedia (transcribo, con su permiso -bueno, sin su permiso):

"Luis Salvador María José Juan Bautista Domingo Raniero Fernando Carlos Zenobio Antonio de Habsburgo-Lorena, (Palacio Pitti, Florencia, Italia, 4 de agosto de 1847 - Castillo de Brandais, Bohemia, Austria, 1915) fue un erudito y mecenas miembro de la dinastía imperial de Habsburgo. Era el undécimo hijo de Leopoldo II, Gran Duque de Toscana, y el noveno de su segunda esposa María Antonieta de las Dos Sicilias. Su nacimiento fue anunciado con 101 cañonazos a la población de Florencia. Su vida estuvo estrechamente ligada a España, como pionero del turismo a las Islas Baleares, estableciendo residencia en Mallorca.
Una preciosa carreterita conduce a la playa: una calita de ensueño con un par de restaurantes, donde comimos de maravilla contemplando lo que la madre naturaleza ponía a nuestros pies. Una pega: imaginaos el acceso a un sitio así, un camino forestal precioso donde se ha creado un aparcamiento y lo último que os podáis imaginar encontrar: ¡Parkímetros!, sí, como si estuvierais en el Paseo de la Castellana de Madrid. Cuando nos dieron la explicación, quizá lo comprendí algo más; es la playa de los habitantes del pueblo y está retirada, por lo que es la forma de controlar que esta gente tenga un sitio preferencial donde aparcar es poner parkímetro.
El colofón del día, fue un lugar donde nos llevó r.p.m. Idílico donde los haya. Una copia en este sin igual sitio coronó con broche de oro nuestro último día en la isla. Tip para tener en cuenta: Purobeach - Cala Estancia (salida: Aeropuerto).

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