Confesiones de una Ex
Por razones que no vienen al caso, fui a misa hace un par de domingos. Hacía bastante, ... que digo bastante, mucho, que no iba a misa, salvo por motivos sociales, como son bodas, comuniones, bautizos, etc., pero esas no cuentan, sólo sirven para criticar el modelito de tu cuñada o a la desvergüenza del escote de la vecina de la novia. Me refiero a las misas de recogimiento, a las misas con olor a incienso, a las misas del mea culpa y amor al prójimo. Esas eran las misas de mi infancia y hasta bien entrada la adolescencia. De las "cuatro esquinitas tiene mi cama" de antes de dormir, se pasaba a la Primera Comunión, que siempre era un acontecimiento -era como la llegada de los Reyes Magos, pero en primavera-, nadie, creo, era consciente de lo que podía representar. Poco tiempo después, vas cumpliendo, como puedes, con los diez mandamientos, con mayor o menor fortuna; pero aquello de santificar las fiestas pasa a ser algo tedioso, con lo que, por lo visto, por obligación, hab